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Tierra plana y la muy necesaria educación en ciencias

Posted by keithcoors_00 en 18 abril, 2017

Las ciencias tienen las raíces amargas, pero muy dulces los frutos.

Aristóteles


 

Impulsado por las vacaciones y por los recientes asuntos en boga, tanto en mi México como a nivel internacional, retomo el rumbo del blog para escribir sobre este asunto que me parece de suma importancia: La educación en ciencias (o la falta de ella) y sus consecuencias.

Para empezar.

Hace algunas semanas mi hija Ana pidió mi opinión sobre un video que circula por Facebook titulado «30 pruebas de que la tierra es plana». Vi el susodicho video (cuya liga no deseo promocionar aquí, pero que en Youtube es muy identificable) y poco faltó para que me vomitase de tanta estupidez ahí vertida. No me vomité porque estaba mi hija viéndome, así que sólo pude resistir unos 5 minutos de los casi 30 que dura esta mamarrachada de video, presentado por un españolete que se autonombra Oliver.

Mi hija me decía, entre risas, cosas como «algunos argumentos tienen lógica», aunque lo decía más para provocar mi sentimiento de reprobación que por estar de acuerdo con ellos. Y bueno, tienen lógica para personas ignorantes, faltas de inteligencia, curiosidad e imaginación, y en especial si pasan por alto la historia, si nunca han viajado y si son incapaces de imaginar las verdaderas consecuencias de vivir «en un mundo plano».

Empecemos por la historia. Ya en la Grecia antigua hubo intentos por empatar las observaciones con las creencias preponderantes. Uno de esos intentos lo realizó el griego Eratóstenes al lograr determinar algunas medidas de la Tierra sin necesidad de salir al espacio o de utilizar fotografías trucadas por lentes de gran ángulo (como dice Oliver en el video de marras). Imaginemos los elementos al alcance de Eratóstenes hace más de 2,000 años para realizar su cometido.

En ese entonces sólo se contaba con unos pocos instrumentos para medir distancias (utilizando ruedas de carreta y el número de vueltas, o los pasos de soldados entrenados, y utilizando como unidad de medida los «estadios» egipcios y otras similares), los calendarios para establecer fechas notables y los relojes de arena o agua para medir el tiempo. Claro, también había inteligencia en la mente de Eratóstenes, un instrumento que parece faltar bastante en la actualidad. Con esos utensilios y una curiosidad enorme se preguntó la razón por la que en dos sitios diferentes de su estrecho territorio sucedían fenómenos diferentes en la misma fecha y a la misma hora.


Eratóstenes tenía noticia de un hecho que cada año se producía en una ciudad de Egipto llamada Siena (hoy Asuán). Sucedía que cierto día del año, al mediodía, los obeliscos no producían sombra alguna. El agua de los pozos reflejaba como un espejo la luz del Sol. Hoy sabemos que esto es debido a que Asuán se encuentra en el Trópico de Cáncer y ese día marca el solsticio de verano (este hecho era festivo y muy celebrado por los lugareños). Sin embargo, Eratóstenes observó que en Alejandría, ese mismo día, los obeliscos sí producían sombra. Eso sólo es posible si La Tierra era redonda, pues el Sol está tan lejos como para considerar que sus rayos inciden paralelamente sobre La Tierra. (http://celestia.albacete.org/celestia/taller/feria1.htm)

Así que sólo mediante la observación de dos hechos simultáneos y posterior determinación de la distancia entre Siena y Alejandría (que fijó en unos 5,000 estadios o 700 km actuales) pudo determinar que la tierra, redonda, tenía unos 252,000 estadios de circunferencia (40,008 km). Este importante descubrimiento de Eratóstenes es ignorado olímpicamente por Oliver. En el sitio referido en la cita anterior puede verse las instrucciones para replicar el experimento de Eratóstenes a escala de Laboratorio, aunque si eres lo suficientemente curioso, podrías, amable lector, repetir el experimento del buen Eratóstenes en escalas reales considerando dos ciudades separadas unos cientos de km y situadas una al norte (o al sur) de la otra.

Más adelante en la historia, después de una era de oscuridad e ignorancia (conocida como Edad Media) hubo un creciente impulso por establecer rutas comerciales alrededor del mundo. En este contexto, y basado en el modelo esférico del planeta, Cristóbal Colón trató de establecer una ruta hacia «Las Indias» viajando en 1492 por mar hacia el occidente. Posteriormente Magallanes y El Cano lograron efectuar el primer viaje documentado de circunnavegación alrededor de La Tierra. Esto se realzó hace casi 500 años. Medio milenio que no ha servido de mucho a gente sin escrúpulos (o sin inteligencia alguna) como Oliver para entender la realidad. Respecto a este viaje conviene recordar algunos datos:

Los 18 sobrevivientes de la expedición, incluyendo Elcano, completaron la circunnavegación al volver a Sanlúcar de Barrameda en el buque Victoria el 8 de septiembre de 1522, después de un viaje de tres años y un mes. Estos fueron los primeros navegantes conocidos que dieron la vuelta al mundo. (https://es.wikipedia.org/wiki/Circunnavegaci%C3%B3n)

Un excelente relato de las vicisitudes de este primer viaje se pueden ver en el siguiente sitio: La primera circunnavegación del mundo: la expedición de Magallanes y Elcano. Y yo no sé si Oliver es un ignorantazo de cuarta o bien sólo desea generar una legión de ignorantes al evitar mencionar este hecho histórico. Incluso hubo más viajes de ese estilo como el de Francis Drake en 1577. Ya entrando el siglo XX, se realizó la expedición de las Fuerzas Aéreas del Ejército de los EE UU en 1924, primera en su tipo.

Así que si hacemos caso a los viajes de circunnavegación documentados, entenderemos que hubiesen sido imposibles de realizar si la tierra fuese «plana». En algún punto estos viajes hubiesen tenido un fin abrupto o trágico, al estilo de la ilustración de la derecha. A Oliver se le olvida que viajamos sobre los hombros de gigantes, que en el pasado hicieron lo que ahora a él le cuesta mucho trabajo hacer: Observar, pensar y sacar conclusiones.

Continuemos con la Astronomía. Otro hecho palpable de la forma esférica de la tierra es la posición de algunas estrellas notables, como la estrella Polaris, que se ubica en la bóveda celeste casi en línea con el eje de rotación terrestre, al Norte, y que al viajar al Norte o al Sur se observa claramente como cambia su elevación relativa. Este hecho fue observado desde la antigüedad por los navegantes europeos que cruzaban la línea del ecuador en sus viajes por la costa de África. Ellos se admiraban de que, al llegar a cierto punto en sus viajes, su fiel compañera Polaris desaparecía en el horizonte, a medida que continuaban viajando al Sur. En una Tierra plana esto sería imposible; Polaris siempre estaría a la misma elevación en cualquier punto de la Tierra. Ver más información en LAS ESTRELLAS Y LOS NAVEGANTES.

Por otro lado, si la Tierra fuese plana, su sombra sobre la Luna podría verse como la ilustración mostrada a la izquierda durante algunos (no todos) de los eclipses lunares y no como siempre se observa, es decir, como la sombra en la imagen a la derecha. Informo a mis lectores que he trucado intencionalmente foto de la luna llena de la izquierda para ilustrar mi punto.

Adicionalmente, en una tierra plana no existirían los helados polos Norte y Sur, que mantienen temperaturas bajísimas durante todo el año debido a que no reciben suficiente radiación solar debido a la propia curvatura del planeta. Pero claro, si nunca has viajado más allá de tu pueblo natal quizás no puedas experimentar la reducción gradual de temperaturas a medida que te alejas de las zonas ecuatoriales, sea al Norte o al Sur. Incluso si viajas a Europa o a Argentina Sur durante sus respectivos inviernos experimentarás no sólo la baja de temperaturas sino que podrás atestiguar la reducción en el número de horas de luz solar al día. Esto sería un fenómeno imposible de observar en una Tierra plana.

Terminemos con algo de física. Por si todo lo anterior no fuese poco, cualquier argumento que apoye la supuesta Tierra plana puede refutarse por completo con algunos conocimientos básicos de física. Tomemos por ejemplo la fuerza de gravedad que nos mantiene unidos a esta roca. Como se puede comprobar si viajas al Norte o al Sur o a otro continente al Poniente o al Occidente de donde vives, las casas y edificios construidos allí, en su totalidad, están verticales respecto al piso. Si la Tierra fuera plana la fuerza de gravedad no permitiría esto, pues actuaría siempre en forma radial respecto al centro de masa del planeta. En una Tierra plana sólo podrías ver edificios perfectamente perpendiculares en su parte central, y a medida que te alejes a cualquiera de los puntos cardinales los edificios tendrían que ser cada vez más inclinados como se observa en la siguiente figura en los puntos extremos 1 y 6:

Verifica este hecho con una simple plomada cuando viajes. Observarás que, sin importar dónde vayas, invariablemente la plomada apuntará hacia el centro de la Tierra. Este hecho lo saben TODOS los albañiles del mundo. Si piensas que la Tierra es plana, intenta convencerlos de hacer edificios inclinados y recibirás un ladrillazo en la cabeza como respuesta. Otro resultado de la Ley de Gravitación Universal, que puedes comprobar fácilmente, es que tu peso no cambia a medida de que viajas por la superficie del planeta. Si pesas 65 kg, este peso se mantendrá viajes a donde viajes (gramos más o menos), pero si vivieras en una tierra plana tu peso cambiará mucho pues la distancia al centro de la Tierra aumentaría enormemente a medida que viajas fuera de su punto medio. Esto se debe a que la fuerza de gravedad disminuye con respecto al cuadrado de la distancia entre tu centro de masa y el de la tierra. Al doble de distancia del centro de la Tierra tu peso se reduciría a una cuarta parte.

Otro hecho observable y que es resultado de la misma Ley de Gravitación Universal, es que los océanos del mundo no están concentrados en su centro (en caso de un «planeta plano»), sino que hay mares por todo el mundo, y sus aguas, al fluir sin problema, no se concentran en un sólo punto de su superficie.

Oliver inicia su diatriba diciendo que no podemos observar la curvatura del planeta. Esto es obvio dados los tamaños de la Tierra y de nuestro cuerpo, o bien de la capacidad de nuestros ojos para distinguir a distancia. Dice Oliver que el horizonte desaparece a razón de 8 pulgadas (unos 20 cm) por cada milla (1.609 km), y que esto no se observa en la realidad. Pero claro que no se observa ¡No conozco a ningún ser humano que detecte una diferencia de 20 cm a 1.6 km de distancia! Pero con instrumentos precisos podemos encontrar, por ejemplo, la separación entre las puntas de dos torres de sujeción de un puente (como el Golden Gate) con respecto a su base.

Conclusión.

No son necesarios 30 argumentos para demostrar que la Tierra es aproximadamente esférica, y no plana como afirma el disparatado video de Oliver. Lo único que falta es un poco de educación en Historia y en Ciencias (Física y Astronomía básicas). Eso fue lo que le respondí a mi hija. También hace falta un poco de pensamiento crítico y de una gran curiosidad por encontrar la verdad en nuestro mundo. No porque algo suene lógico debe ser verdadero. Ya hemos revisado en este espacio algunos argumentos lógicos que pueden engañar a los incautos. Es mejor recibir (o adquirir) unas buenas bases científicas, mantener una curiosidad sana y leer más libros de Historia.

Aunado a mi anterior consejo, recomiendo echar un vistazo al blog «Ciencia de sofá» que tiene una excelente entrada sobre este tema y que complementa lo aquí vertido.

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Me quiere o no me quiere dios

Posted by keithcoors_00 en 3 junio, 2015

Pedimos milagros, como si no fuese el milagro más evidente el que los pidamos.


Miguel de Unamuno


Se me pasan las semanas y hasta los meses sin publicar en este espacio. Disculparán, queridos lectores, a este humilde bloguero cuyo trabajo impide actualmente escribir como antaño. Eso no implica abandono de esta tan reconfortante actividad, así que ahora, con nuevo material para critic… perdón, para analizar, presento ante la amable concurrencia esta entrada sobre lo que la gente piensa que hace diosito lindo.


Viene a colación esta reflexión debido a la ocurrencia de un accidente aéreo cerca de Querétaro, México, ayer 2 de junio de 2015. Dice así la nota del sitio de la CNN:


Cinco personas murieron este martes luego de que la avioneta en que viajaban cayó a un costado de la autopista México-Querétaro, informó la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).


Poco después vi en mi Facebook la publicación de algunas fotografías de este incidente, compartidas por una persona que decía al pié de ellas: «Diosito me quiere aquí aún, a treinta metros de mi se desplomó una avioneta en Querétaro. Que en paz descanse la gente que venia abordo. A q mal día.»


Aún no puedo entender lo que sucede en la mente de personas que, como la que publicó estas fotos en FB, afirman que dios las quiere aún aquí porque una avioneta con 5 pasajeros se estrelló a 30 m de dónde estaba. O sea, qué se puede inferir al respecto: ¿dios aún quiere aquí a esta persona pero seguramente odiaba a las 5 que murieron tras el desplome? ¿dios causó el accidente para recordarle a esta persona que aún la quiere aquí? ¿dios tuvo el poder suficiente para desviar la avioneta y evitar daños a esta persona pero no el suficiente para salvar a sus pasajeros y piloto?


Cuantas y cuantas preguntas como éstas se me agolpan en mi pobre y desvencijado cerebro. Porque pensar que dios me quiere aquí porque no me cayó encima la avioneta implica que, al menos, me siento especial y privilegiado por ese ente conocido popularmente como dios. Muy bien, digo yo, que así se sienta la gente, pero ¿puede ser eso verdad? ¿dios prefiere a unos humanos y a otros no? ¿Cómo explicar racionalmente las «preferencias» de dios con base en afirmaciones como esa?


Haciendo una breve reflexión mórbida sobre lo que sucedía instantes antes del desplome, podría imaginarme a los tripulantes de la avioneta (si eran creyentes de dios) rezándole y suplicándole que su medio de transporte no se estrellara. ¿Acaso el dios a quien rezaban NO escuchó sus plegarias? En cambio la persona que subió las fotos no sabía que una avioneta iba a estrellarse junto a ella y lo más seguro es que no haya invocado a su dios para evitar que le cayera encima. ¿Qué hace a esta persona especial a los ojos de su dios? No tengo la menor idea, sinceramente. En especial porque quizás esta persona es tan especial como lo eran quienes murieron en el accidente, como los que mueren por cualquier accidente o enfermedad. Como los que mueren a manos de asesinos…


Otra alternativa es suponer que ante la aleatoriedad de los sucesos en este universo, la gente prefiere pensar que en realidad no existe tal cosa y que en su lugar hay una especie de plan maestro para que las cosas sucedan como suceden. O como mucha gente afirma «Todo sucede por una razón», o bien «No existen las coincidencias», o peor aun «dios sabe porqué hace las cosas». O como la persona de estas fotos que afirma que diosito aun la quiere aquí.


Yo no sé si dios existe como un ente independiente de nuestra mente imaginativa (lo más probable es que no), pero si existiera y pudiera alterar esa aleatoriedad para beneficiar a unos (y al mismo tiempo perjudicar a otros) ¿Qué le haría tomar ese tipo de decisiones? ¿Algún tipo de juicio de valor basado en las cualidades de las personas seleccionadas? Mucha gente cree en los milagros, esos sucesos que parecen desafiar la aleatoriedad del universo, pero poco se ha hecho para que esos «milagros» se empaten seriamente con el resto del universo de posibilidades y probabilidades. Algunas personas con cáncer eventualmente se alivian. Las avionetas que se desploman en pleno vuelo no siempre caen en las cabezas de seres humanos. Un sismo afecta un edificio pero no al del vecino. Eso es lo que sucede normalmente.


Un milagro, desde mi punto de vista, sería que bajo ciertas circunstancias las leyes de la física se violaran flagrantemente. Por ejemplo, que la fuerza de gravedad pudiera anularse y hacer que una avioneta en picada se detuviese en el aire para evitar la muerte de sus tripulantes. Eso sería algo digno de observarse y analizarse. Eso sería un buen inicio para buscar la razón de tal violación, ya sea en un nuevo conjunto de leyes físicas ad hoc, o en la existencia de un ser que pudiera hacer ese tipo de malabarismos físicos.


Lo que sucede en realidad es que no se observan violaciones a las leyes físicas. Se observan nubes lenticulares, como las de la imagen de entrada, se observan sismos y huracanes. O se observa gente que sobrevive a calamidades y a enfermedades normalmente devastadoras. Si en esto último la gente desea ver milagros, está bien para ellos. Que lástima que para los que salen perjudicados con esos eventos no haya posibilidad de verlo así.


En lo particular aún no veo milagros. Y no espero verlos en el futuro próximo. Lo que me gustaría ver sería una explicación del porqué la gente usa muletillas «divinas» para justificar internamente la verdadera y muy poco comprendida aleatoriedad del universo.


Simplemente no entiendo porqué la gente hace eso. Que alguien me explique por favor.





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La física y el alma inmortal

Posted by keithcoors_00 en 7 junio, 2011

Yo soy el dueño de mi destino; yo soy el capitán de mi alma.



Desde Scientific American’s Guest Blog
Por Sean M. Carroll
Traducción: KC



El tema de la «vida después de la muerte» plantea connotaciones de mala reputación de la regresión a vidas pasadas y mansiones embrujadas, pero hay un gran número de personas en el mundo que creen en alguna forma de persistencia del alma individual después del fin de la vida. Es evidente que esta es una pregunta importante, una de las más importantes que podamos pensar en términos de relevancia para la vida humana. Si la ciencia tiene algo que decir al respecto, todos deberíamos estar interesados ​​en escuchar.


Adam Frank piensa que la ciencia no tiene que decir nada al respecto. Él aboga por ser «firmemente agnóstico» sobre la cuestión (decididamente su coblogger Alva Noë no está de acuerdo). Tengo un enorme respeto por Adam; es un hombre inteligente y un pensador cuidadoso. Cuando no estamos de acuerdo es con el tipo de diálogo respetuoso que debería ser un modelo para estar en desacuerdo con la gente que no está loca. Pero aquí Adam no podía estar más equivocado.


Adam afirma que «simplemente no hay información controlada y experimentalmente verificable» sobre la vida después de la muerte». Aplicando este razonamiento, no hay información controlada, experimentalmente verificable acerca de si la Luna está hecha de queso verde. Claro, podemos tomar los espectros de luz que se refleja desde la Luna, e incluso enviar astronautas allá arriba y traer muestras para su análisis. Pero eso es sólo arañar la superficie, por así decirlo. ¿Y si la Luna está hecha casi toda de queso verde, pero se cubre con una capa de polvo de pocos metros de grosor? ¿Se puede realmente decir que sabemos que esto no es cierto? Hasta que no se hubiese examinado cada centímetro cúbico de interior de la Luna, en realidad no se podría decir que se tiene información verificable experimentalmente ¿verdad? Así que tal vez el agnosticismo en el tema del verde queso está garantizado. (Vayamos con toda la información que realmente se tiene sobre la Luna, y prometo que puede encajar en la hipótesis del queso verde.)


Obviamente esto es una completa locura. Nuestra convicción de que el queso verde puede representar una fracción insignificante del interior de la Luna no proviene de la observación directa, sino de la incompatibilidad total de esa idea con otras cosas que creemos saber. Habida cuenta de lo que entendemos sobre las rocas y los planetas y los productos lácteos y el Sistema Solar, es absurdo imaginar que la Luna está hecha de queso verde. Eso lo sabemos mejor.


También sabemos mejor el asunto de la vida después de la muerte, aunque las personas son mucho más reacias a admitirlo. Es cierto que la evidencia «directa» de un modo u otro es difícil de obtener – todo lo que tenemos son algunas leyendas y afirmaciones incompletas de testigos no fiables con experiencias cercanas a la muerte, además de una cubeta llena de ilusiones. Pero sin duda que está bien tener en cuenta la evidencia indirecta – es decir, la compatibilidad de la idea de que alguna forma de nuestra alma individual sobrevive a la muerte con otras cosas que sabemos sobre cómo funciona el mundo.


Las afirmaciones de que alguna forma de conciencia persiste después de que nuestro cuerpo muere y se descompone en sus átomos constituyentes enfrenta un enorme obstáculo insalvable: las leyes de la física subyacente a la vida cotidiana se conocen con exactitud, y no hay forma de que dentro de esas leyes se permita que la información almacenada en nuestros cerebros persista después de la muerte. Si usted afirma que algún tipo de alma persiste más allá de la muerte ¿podría decir algo sobre las partículas que conforman el alma? ¿Qué fuerzas las mantienen juntas? ¿Cómo interactúan con la materia ordinaria?


(Nota de KC: Este tipo de preguntas o condiciones para la persistencia del alma después de la muerte se revisan en forma somera en una de las primeras entradas de este blog titulada Requisitos racionales para la Reencarnación)


Todo lo que sabemos acerca de la teoría cuántica de campos (TCC) nos dice que no hay respuestas sensatas a estas preguntas. Por supuesto, todo lo que sabemos acerca de la teoría del campo cuántico podría estar equivocado. Además, la Luna podría estar hecha de queso verde.


Entre los defensores de la vida después de la muerte, nadie hace el intento (o el esfuerzo) de sentarse y hacer el trabajo difícil de explicar cómo la física básica de los átomos y los electrones tendrían que ser alteradas para que esto sea cierto. Si lo intentamos, el absurdo fundamental de la tarea rápidamente se hace evidente.


Incluso si usted no cree que los seres humanos son «simples» colecciones de átomos evolucionando e interactuando de acuerdo con las normas establecidas en el Modelo Estándar de física de partículas, la mayoría de las personas han llegado a aceptar que los átomos forman parte de lo que somos. Si en realidad todo es átomos y las bien conocidas fuerzas, es evidente que no hay manera de que el alma sobreviva a la muerte. Creer en la vida después de la muerte, por decirlo suavemente, requiere una física más allá del Modelo Estándar. Lo más importante es que se necesitaría de alguna forma que «la nueva física» interactúe con los átomos que tenemos (para recibir la información de nuestras vivencias almacenadas en la memoria de nuestro cerebro, hecho de átomos «normales», nota de KC).


Muy a grandes rasgos, cuando la mayoría de la gente piensa acerca de un alma inmaterial que persiste después de la muerte, tienen en mente una especie de burbuja de energía espiritual que tiene su residencia cerca de nuestro cerebro, y pasa alrededor de nuestro cuerpo como una madre de casa manejando su camioneta deportiva. Las preguntas son: ¿qué forma debe tomar la energía espiritual, y cómo interactúa con nuestros átomos ordinarios? No sólo es necesaria una nueva física, sino una física radicalmente nueva. Dentro de la TCC, no puede haber una nueva colección de «partículas de espíritu» y «fuerzas espirituales» que interactúan con nuestros átomos ordinarios, porque los habría detectado en los experimentos existentes. La navaja de Ockham no está de ese lado, ya que habría que plantear un reino completamente nuevo de la realidad, obedeciendo a reglas muy diferentes de las que conocemos.


Pero digamos que usted hace eso. ¿Cómo se supone que la energía espiritual interactúa con nosotros? Esta es la ecuación que nos dice cómo se comportan los electrones en el mundo cotidiano:


No se preocupe por los detalles, lo que importa es el hecho de que la ecuación existe, no su forma particular. Es la ecuación de Dirac – los dos términos a la izquierda son más o menos la velocidad del electrón y su inercia – junto con el electromagnetismo y la gravedad, los dos términos a la derecha.


En cuanto a cada uno de los experimentos realizados se trata, esta ecuación es la descripción correcta de cómo se comportan los electrones a energías cotidianas. No es una descripción completa, no hemos incluido la fuerza nuclear débil, o enlaces a las partículas hipotéticas como el bosón de Higgs. Pero eso está bien, ya que esos sólo son importantes a altas energías y/o de corta distancia, muy lejos de ser el régimen de importancia para el cerebro humano.


Si usted cree en un alma inmaterial que interactúa con nuestro cuerpo, necesita creer que esta ecuación no está bien, incluso en las energías cotidianas. Es necesario que haya un nuevo término (como mínimo) a la derecha, que represente cómo interactúa el alma con los electrones (si el término no existe, los electrones acaban por seguir su camino como si no hubiese un alma para nada, y entonces ¿qué sentido tiene?). Así que cualquier científico respetable que tome en serio esta idea estaría preguntado ¿qué forma debe tomar esta interacción? ¿Es local en el espacio-tiempo? ¿Respeta el alma invariancia de norma y la invariancia de Lorentz? ¿El alma tiene un Hamiltoniano? ¿Las interacciones preservan la unitariedad y la conservación de la información?


Nadie hace estas preguntas en voz alta, posiblemente debido a lo tonto que suenan. Una vez que se empieza a preguntar, la elección a la que nos enfrentamos se hace evidente: o descartamos todo lo que pensamos que hemos aprendido acerca de la física moderna, o desconfiamos de la línea religiosa/testimonios poco fiables/ilusiones que hacen que la gente crea en la posibilidad de la vida después de la la muerte. No es una decisión difícil, en lo que respecta a escoger la teoría científica.


No elegimos teorías en el vacío. Se nos permite – de hecho, se nos exige – preguntar cómo las afirmaciones acerca de cómo funciona el mundo encajan con otras cosas que sabemos sobre cómo funciona el mundo. He estado hablando aquí como un físico de partículas, pero hay una línea similar de razonamiento que proviene de la biología evolutiva. Es de suponer que los aminoácidos y las proteínas no tienen almas que prevalezcan después de la muerte. ¿Qué pasa con los virus o las bacterias? ¿En qué momento de la línea de la evolución de nuestros antepasados monocelulares hasta hoy los organismos dejaron de ser descritos simplemente como átomos interactuando con la gravedad y el electromagnetismo, y desarrollaron un alma inmortal inmaterial?


No hay razón para ser agnóstico acerca de las ideas que son radicalmente incompatibles con todo lo que sabemos acerca de la ciencia moderna. Una vez que sobrepasemos cualquier renuencia a enfrentar la realidad sobre este tema, podemos llegar a preguntas mucho más interesantes de cómo los seres humanos y la conciencia realmente funcionan.



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Muchos posibles universos, y ninguno requiere de dios

Posted by keithcoors_00 en 23 octubre, 2010

¿Existe el Infierno? ¿Existe Dios? ¿Resucitaremos después de la muerte? Ah, no olvidemos lo más importante: ¿Habrá mujeres allí?

Woody Allen



Desde el NYTimes
Por Dwight Garner
Traducción: KC



Stephen Hawking, el científico más respetado desde Einstein, es un matemático formidable y también un vendedor formidable. «Quiero que mis libros se vendan en los quioscos del aeropuerto», ha declarado con picardía, y ha aprendido a ponerlos allí.


La «Breve Historia del Tiempo» de Hawking, publicada en 1988, vendió unos nueve millones de copias (los típicos «Best seller» de ciencia venden una pequeña fracción de ese número). Lo hizo en parte, apoyándose en su preocupante historia personal. El cuerpo de Stephen Hawking está siendo devastado por la enfermedad de Lou Gehrig, mientras que su mente está totalmente intacta, una pequeña caja negra en medio de los restos del naufragio. No fue casualidad que el Sr. Hawking en silla de ruedas con cara de duende apareciera en la portada de ese libro – una rareza para un libro de seria inteligencia – y no en su contraportada.


En «Breve Historia del Tiempo» Hawking también incursionó en lo que el escritor científico Timothy Ferris ha llamado «Pregonerismo de dios«. El señor Hawking, un veterano profesor de matemáticas en la Universidad de Cambridge, apenas ha mostrado algo como una inclinación religiosa durante su larga carrera (en las memorias de su ex esposa sele califica como un ateo). Pero terminó «Breve Historia», declarando que el descubrimiento de una teoría unificada en física nos podría ayudar a «conocer la mente de dios». Era una línea que  – cínicamente, algunos pensaron – permitía algunos destellos de luz solar difusa para calentar la fría navaja de su pensamiento.


El nuevo libro del Sr. Hawking, «The Grand Design», publicado el martes pasado, ya fue noticia y ha sido un tema de tendencia en Twitter, gracias a un tipo diferente de pregonerismo de dios. Esta vez el señor Hawking, se nos dice, declaró prácticamente muerto a dios.


Su búsqueda de una respuesta a la pregunta «¿Cómo empezó el universo?» Le ha llevado a sugerir que la creación de nuestro universo y de otros universos simplemente «no requiere la intervención de algún ser sobrenatural o dios.» Es otro movimiento astuto. Los libros sobre las guerras de Dios son más fáciles de discutir que los que analizan los puntos más finos de la física cuántica. Al momento de escribir esta nota, «The Grand Design» es el libro N º 1 en Amazon, un punto por encima de «Libertad», la muy publicitada nueva novela de Jonathan Franzen.


La verdadera noticia sobre «The Grand Design», sin embargo, no es el señor Hawking anticipa el fin de dios, información que no sorprenderá a nadie que haya seguido de cerca su trabajo. La verdadera noticia sobre «The Grand Design», es que ha abandonado el lenguaje encantador de «Breve historia del tiempo» y ha optado por ser alternativamente condescendiente e impenetrable.


«The Grand Design» está lleno de chistoretes. «Si piensas que es difícil lograr que los seres humanos obedezcan las leyes de tránsito», leemos, «imagina convencer a un asteroide para se mueva a lo largo de una elipse». Este es el tipo de libro que introduce el legendario físico Richard Feynman como «un personaje pintoresco que trabajó en el Instituto de Tecnología de California y tocaba el bongo en una banda». Hawking escribió «The Grand Design» junto con Leonard Mlodinow, un compañero físico que también ha trabajado en » Star Trek:. La nueva generación». Este libro es provocativa ciencia pop, una exploración de las ideas más recientes sobre los orígenes de nuestro universo. Pero el aire dentro de esta biosfera literaria no es especialmente agradable para respirar.


En su esencia «The Grand Design» es el examen de un candidato relativamente nuevo para la «teoría final de todo», algo que se llama teoría-M, en sí misma una extensión de la teoría de cuerdas, que trata de reconciliar la relatividad general y la mecánica cuántica. «La teoría-M no es una teoría en el sentido habitual», los autores escriben. «Es toda una familia de teorías diferentes». Según la teoría-M «el nuestro no es el único universo». dicen los autores. «En lugar de eso,la teoría-M predice que un gran número de universos fueron creados de la nada». La imagen que viene a la mente aquí, según otros han escrito sobre la teoría-M, es la de dios soplando burbujas de jabón.


Pero el señor Hawking y elseñor Mlodinow afirman que «su creación no requiere la intervención de algún ser sobrenatural o dios. Más bien, estos universos múltiples surgen naturalmente de las leyes físicas. Se trata de una predicción de la ciencia». Muchos de estos universos serían muy diferentes del nuestro, agregaron los autores, y «absolutamente inadecuados para la existencia de cualquier forma de vida», o por lo menos en cualquier forma de vida de forma remota como la nuestra.


Si se confirma la teoría-M, sería «el principio unificador que Einstein tenía la esperanza de encontrar», escriben los autores. Pero es una teoría un tanto decepcionante, una colcha de retazos en lugar de una prenda de bien vestir, sin problemas.


Para acercarse a su pensamiento acerca de la teoría-M, el Sr. Hawking y el Sr. Mlodinow primero pasean tranquilamente por la historia del pensamiento científico sobre la naturaleza de nuestro universo, desde Pitágoras a Descartes, y de Heisenberg de Feynman. A menudo son buenos en el trabajo, hasta lograr nítidas las imágenes mentales. Escriben sobre una ciudad en Italia que, hace unos años, obligó a los dueños de mascotas a mantener a los peces de colores en peceras de vidrio curvas. ¿Por qué? Debido a que es cruel, el ayuntamiento alegó, dar a los peces «una visión distorsionada de la realidad».


Somos muy similares a esos peces de colores, los autores sugieren. Nuestras percepciones son limitadas y deformadas por el tipo de lentes a través de los cuales vemos el mundo, «las estructuras de interpretación de nuestro cerebro humano». Cavando profundamente en la física cuántica, ellos argumentan que nuestro universo «no tiene sólo una única historia, sino cada historia posible, cada una con su propia probabilidad». Nosotros creamos la historia al observarla; la historia NO nos crea a nosotros. Hay mucho en «The Grand Design» que, si no se es un físico o un matemático, a veces hace doler la cabeza, sobre todo las ideas acerca de por qué el tiempo como lo conocemos no existe. Incluso Feynman escribió una vez: «Creo que puedo decir con seguridad que nadie entiende la mecánica cuántica».


Los argumentos en «The Grand Design» – especialmente las de por qué dios no es necesario para imaginar el origen del universo – pusieron en la mente de algo que el Sr. Ferris dijo en su excelente libro «Todo el asunto» (1997).


«Los sistemas religiosos son inherentemente conservadores, la ciencia es inherentemente progresista», escribió el señor Ferris. La religión y la ciencia no tienen por qué ser hostiles entre sí, pero podemos dejar de intentar que ambos reinos tengan citas a ciegas. «Esto puede ser un ejemplo», agregó el Sr. Ferris, «donde las buenas paredes hacen buenos vecinos.»


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¿Qué pasó con los Rayos N?

Posted by keithcoors_00 en 17 octubre, 2010

Nada parece tan verdadero que no pueda parecer falso.

Michel Eyquem de Montaigne



Desde e-Skeptic
Por Terence Hines
Traducción: KC



A principios de 1903, la noticia del descubrimiento de un nuevo tipo de radiación en Francia se propagaba a través de la comunidad científica internacional. René Blondlot, uno de los físicos más famosos del mundo, había hecho el descubrimiento en la Universidad de Nancy. Llamó a la nueva radiación rayos N en honor de la universidad y la ciudad. El descubrimiento de una nueva forma de radiación no era ciertamente un hecho sin precedentes al inicio del siglo 20. Varios otros tipos de radiación habían sido reportados en la docena de años antes (incluyendo los rayos X). Pero nada sería más controvertido que los rayos N.


Se supone que los rayos N eran una forma de radiación exhibida por cualquier número de sustancias, con lasextrañas excepciones de la madera verde y la «anestesia» de metal (metal empapado en éter o cloroformo). En menos de un año de su anunciado «descubrimiento», fueron publicados no menos de 30 artículos que confirmaban la existencia de los nuevos rayos. Otros laboratorios, sin embargo, utilizando métodos más sofisticados, no pudieron replicar los resultados. El instrumento de medición de Blondlot fue un espectroscopio con un prisma recubierto de aluminio con un filamento en el interior. Los rayos N se refractaban por el prisma y se extiendían en un espectro. La única manera de ver los normalmente invisibles rayos N  era hacer que interactuaran con un filamento tratado (por ejemplo, recubierto de sulfuro de calcio). Moviendo el filamento a través de la brecha entre el prisma y la fuente de rayos ocasionaba que el filamento se iluminase y esto era lo que se informaba como una «detección» (ver la ilustración de abajo para otra forma de «detectar» rayos N).


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En 1903 la revista Nature envió al físico Robert W. Wood de la Johns Hopkins University, quien asistía a una conferencia científica en Gran Bretaña, a Nancy, Francia, para investigar. Durante una serie de experimentos, cuando las luces estaban apagadas, Wood en secreto quitó el prisma del espectroscopio, después de lo cual los rayos N fueron detectados, claramente un resultado imposible, ya que el prisma era supuestamente fundamental para la refracción de los rayos. En resumen, el pequeño experimento de Wood demostró que los rayos N no existían. El uso de Blondlot de una metodología puramente subjetiva, en oposición a un método objetivo, lo llevó a creer en la realidad de los nuevos rayos, como sucedió en varios otros laboratorios, sobre todo en Francia. (Es posible que haya habido algún sesgo nacionalista puesto que los alemanes habían descubierto los rayos X).


Wood era una persona extraordinaria, cuyas muy amplias áreas de interés incluían muchas de la física, así como las áreas no tradicionales tales como la investigación de medios espiritistas y el uso de la metodología científica en la detección de la delincuencia. Después de su visita al laboratorio de Blondlot, Wood informó de sus hallazgos en la edición 29 de septiembre 1904, de Nature, entonces, como lo es hoy, una de las principales publicaciones científicas del mundo. Esta carta, que se puede ver en e-Skeptic, es un clásico en la literatura escéptica. Después de su aparición en la revista Nature, se publicó rápidamente en francés en la Revue Scientifique (Vol. 2, 22 de octubre de 1904, pp 536-538) y en alemán en la Physikalische Zeitschrift (Vol. 1, 1904, pp 789 -791).


La carta parece haber tenido bastante efecto. Según M. Nye, cuya excelente historia del asunto de los rayos N se debe consultar para más detalles («rayos N:. Un episodio en la Historia y Psicología de la ciencia» Estudios Históricos de las Ciencias Físicas, 1980, 125-156 ), «sólo un artículo se presentó a la Academia [Francesa] confirmando los rayos N» en los años siguientes. Por lo tanto, la carta de Wood señaló el comienzo del final del episodio de estos rayos. El debate se cocinó a fuego lento durante unos años más y Blondlot, quien se retiró en 1909, continuó su búsqueda de los rayos N, pero fue en vano.


Cabe señalar que en ninguna parte de la carta de Wood se especificó en qué laboratorio había realizado sus observaciones. Pero todo el mundo en el campo lo sabía.


Imagen de entrada: Robert Wood – justamente reconocido por sus descubrimientos fundamentales en la óptica física, y sus importantes contribuciones a la astronomía, supersónica, y biofísica.


(Reprinted with permission from the copyright holder the Skeptics Society and Skeptic magazine, www.skeptic.com)


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