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La física y el alma inmortal

Posted by keithcoors_00 en 7 junio, 2011

Yo soy el dueño de mi destino; yo soy el capitán de mi alma.



Desde Scientific American’s Guest Blog
Por Sean M. Carroll
Traducción: KC



El tema de la «vida después de la muerte» plantea connotaciones de mala reputación de la regresión a vidas pasadas y mansiones embrujadas, pero hay un gran número de personas en el mundo que creen en alguna forma de persistencia del alma individual después del fin de la vida. Es evidente que esta es una pregunta importante, una de las más importantes que podamos pensar en términos de relevancia para la vida humana. Si la ciencia tiene algo que decir al respecto, todos deberíamos estar interesados ​​en escuchar.


Adam Frank piensa que la ciencia no tiene que decir nada al respecto. Él aboga por ser «firmemente agnóstico» sobre la cuestión (decididamente su coblogger Alva Noë no está de acuerdo). Tengo un enorme respeto por Adam; es un hombre inteligente y un pensador cuidadoso. Cuando no estamos de acuerdo es con el tipo de diálogo respetuoso que debería ser un modelo para estar en desacuerdo con la gente que no está loca. Pero aquí Adam no podía estar más equivocado.


Adam afirma que «simplemente no hay información controlada y experimentalmente verificable» sobre la vida después de la muerte». Aplicando este razonamiento, no hay información controlada, experimentalmente verificable acerca de si la Luna está hecha de queso verde. Claro, podemos tomar los espectros de luz que se refleja desde la Luna, e incluso enviar astronautas allá arriba y traer muestras para su análisis. Pero eso es sólo arañar la superficie, por así decirlo. ¿Y si la Luna está hecha casi toda de queso verde, pero se cubre con una capa de polvo de pocos metros de grosor? ¿Se puede realmente decir que sabemos que esto no es cierto? Hasta que no se hubiese examinado cada centímetro cúbico de interior de la Luna, en realidad no se podría decir que se tiene información verificable experimentalmente ¿verdad? Así que tal vez el agnosticismo en el tema del verde queso está garantizado. (Vayamos con toda la información que realmente se tiene sobre la Luna, y prometo que puede encajar en la hipótesis del queso verde.)


Obviamente esto es una completa locura. Nuestra convicción de que el queso verde puede representar una fracción insignificante del interior de la Luna no proviene de la observación directa, sino de la incompatibilidad total de esa idea con otras cosas que creemos saber. Habida cuenta de lo que entendemos sobre las rocas y los planetas y los productos lácteos y el Sistema Solar, es absurdo imaginar que la Luna está hecha de queso verde. Eso lo sabemos mejor.


También sabemos mejor el asunto de la vida después de la muerte, aunque las personas son mucho más reacias a admitirlo. Es cierto que la evidencia «directa» de un modo u otro es difícil de obtener – todo lo que tenemos son algunas leyendas y afirmaciones incompletas de testigos no fiables con experiencias cercanas a la muerte, además de una cubeta llena de ilusiones. Pero sin duda que está bien tener en cuenta la evidencia indirecta – es decir, la compatibilidad de la idea de que alguna forma de nuestra alma individual sobrevive a la muerte con otras cosas que sabemos sobre cómo funciona el mundo.


Las afirmaciones de que alguna forma de conciencia persiste después de que nuestro cuerpo muere y se descompone en sus átomos constituyentes enfrenta un enorme obstáculo insalvable: las leyes de la física subyacente a la vida cotidiana se conocen con exactitud, y no hay forma de que dentro de esas leyes se permita que la información almacenada en nuestros cerebros persista después de la muerte. Si usted afirma que algún tipo de alma persiste más allá de la muerte ¿podría decir algo sobre las partículas que conforman el alma? ¿Qué fuerzas las mantienen juntas? ¿Cómo interactúan con la materia ordinaria?


(Nota de KC: Este tipo de preguntas o condiciones para la persistencia del alma después de la muerte se revisan en forma somera en una de las primeras entradas de este blog titulada Requisitos racionales para la Reencarnación)


Todo lo que sabemos acerca de la teoría cuántica de campos (TCC) nos dice que no hay respuestas sensatas a estas preguntas. Por supuesto, todo lo que sabemos acerca de la teoría del campo cuántico podría estar equivocado. Además, la Luna podría estar hecha de queso verde.


Entre los defensores de la vida después de la muerte, nadie hace el intento (o el esfuerzo) de sentarse y hacer el trabajo difícil de explicar cómo la física básica de los átomos y los electrones tendrían que ser alteradas para que esto sea cierto. Si lo intentamos, el absurdo fundamental de la tarea rápidamente se hace evidente.


Incluso si usted no cree que los seres humanos son «simples» colecciones de átomos evolucionando e interactuando de acuerdo con las normas establecidas en el Modelo Estándar de física de partículas, la mayoría de las personas han llegado a aceptar que los átomos forman parte de lo que somos. Si en realidad todo es átomos y las bien conocidas fuerzas, es evidente que no hay manera de que el alma sobreviva a la muerte. Creer en la vida después de la muerte, por decirlo suavemente, requiere una física más allá del Modelo Estándar. Lo más importante es que se necesitaría de alguna forma que «la nueva física» interactúe con los átomos que tenemos (para recibir la información de nuestras vivencias almacenadas en la memoria de nuestro cerebro, hecho de átomos «normales», nota de KC).


Muy a grandes rasgos, cuando la mayoría de la gente piensa acerca de un alma inmaterial que persiste después de la muerte, tienen en mente una especie de burbuja de energía espiritual que tiene su residencia cerca de nuestro cerebro, y pasa alrededor de nuestro cuerpo como una madre de casa manejando su camioneta deportiva. Las preguntas son: ¿qué forma debe tomar la energía espiritual, y cómo interactúa con nuestros átomos ordinarios? No sólo es necesaria una nueva física, sino una física radicalmente nueva. Dentro de la TCC, no puede haber una nueva colección de «partículas de espíritu» y «fuerzas espirituales» que interactúan con nuestros átomos ordinarios, porque los habría detectado en los experimentos existentes. La navaja de Ockham no está de ese lado, ya que habría que plantear un reino completamente nuevo de la realidad, obedeciendo a reglas muy diferentes de las que conocemos.


Pero digamos que usted hace eso. ¿Cómo se supone que la energía espiritual interactúa con nosotros? Esta es la ecuación que nos dice cómo se comportan los electrones en el mundo cotidiano:


No se preocupe por los detalles, lo que importa es el hecho de que la ecuación existe, no su forma particular. Es la ecuación de Dirac – los dos términos a la izquierda son más o menos la velocidad del electrón y su inercia – junto con el electromagnetismo y la gravedad, los dos términos a la derecha.


En cuanto a cada uno de los experimentos realizados se trata, esta ecuación es la descripción correcta de cómo se comportan los electrones a energías cotidianas. No es una descripción completa, no hemos incluido la fuerza nuclear débil, o enlaces a las partículas hipotéticas como el bosón de Higgs. Pero eso está bien, ya que esos sólo son importantes a altas energías y/o de corta distancia, muy lejos de ser el régimen de importancia para el cerebro humano.


Si usted cree en un alma inmaterial que interactúa con nuestro cuerpo, necesita creer que esta ecuación no está bien, incluso en las energías cotidianas. Es necesario que haya un nuevo término (como mínimo) a la derecha, que represente cómo interactúa el alma con los electrones (si el término no existe, los electrones acaban por seguir su camino como si no hubiese un alma para nada, y entonces ¿qué sentido tiene?). Así que cualquier científico respetable que tome en serio esta idea estaría preguntado ¿qué forma debe tomar esta interacción? ¿Es local en el espacio-tiempo? ¿Respeta el alma invariancia de norma y la invariancia de Lorentz? ¿El alma tiene un Hamiltoniano? ¿Las interacciones preservan la unitariedad y la conservación de la información?


Nadie hace estas preguntas en voz alta, posiblemente debido a lo tonto que suenan. Una vez que se empieza a preguntar, la elección a la que nos enfrentamos se hace evidente: o descartamos todo lo que pensamos que hemos aprendido acerca de la física moderna, o desconfiamos de la línea religiosa/testimonios poco fiables/ilusiones que hacen que la gente crea en la posibilidad de la vida después de la la muerte. No es una decisión difícil, en lo que respecta a escoger la teoría científica.


No elegimos teorías en el vacío. Se nos permite – de hecho, se nos exige – preguntar cómo las afirmaciones acerca de cómo funciona el mundo encajan con otras cosas que sabemos sobre cómo funciona el mundo. He estado hablando aquí como un físico de partículas, pero hay una línea similar de razonamiento que proviene de la biología evolutiva. Es de suponer que los aminoácidos y las proteínas no tienen almas que prevalezcan después de la muerte. ¿Qué pasa con los virus o las bacterias? ¿En qué momento de la línea de la evolución de nuestros antepasados monocelulares hasta hoy los organismos dejaron de ser descritos simplemente como átomos interactuando con la gravedad y el electromagnetismo, y desarrollaron un alma inmortal inmaterial?


No hay razón para ser agnóstico acerca de las ideas que son radicalmente incompatibles con todo lo que sabemos acerca de la ciencia moderna. Una vez que sobrepasemos cualquier renuencia a enfrentar la realidad sobre este tema, podemos llegar a preguntas mucho más interesantes de cómo los seres humanos y la conciencia realmente funcionan.



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La ciencia salvó a mi alma

Posted by keithcoors_00 en 9 enero, 2011

En Egipto se llamaban las bibliotecas el tesoro de los remedios del alma. En efecto, curábase en ellas de la ignorancia, la más peligrosa de las enfermedades y el origen de todas las demás.

Jacques Benigne Bossuet


La constante intención de las religiones por hacerse de adeptos, seguidores, creyentes, feligreses, etc. es un buen acicate para que quienes practicamos un escpticismo ante los dogmas de cualquier tipo (incluyendo los de las religiones) intentemos hacer algo para presentar a la gente una alternativa de pensamiento, una opción racional para contrarrestar el efecto adormecedor de los dogmas.


En este espacio hemos estado un poco atareados en labores de supervivencia (laboral) lo que ha causado que las entradas sean más espaciadas en tiempo y más compactas en extensión. Pero eso no será óbice para seguir promoviendo el escepticismo.


En esta ocasión presento a la amable concurrencia este hermoso video de 15 min, de duración que toca el tema de la fascinación de un científico ante el Universo, visto desde el enfoque de la ciencia.



Sin más preámbulos, aquí el excelente video:




Imagen de entrada, Mimas en color falso, desde el sitio de la NASA: http://photojournal.jpl.nasa.gov/target/Mimas?start=100


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No se enseña el aura en las universidades

Posted by keithcoors_00 en 16 agosto, 2009

Una búsqueda comienza siempre con la suerte del principiante y termina con la prueba del conquistador.

Paulo Coelho

Confieso en este espacio que trato de esparcir la semilla del escepticismo a través varios medios. El contenido de esta entrada se repetirá al menos en dos blogs más, administrados por su seguro servidor, y en algunos casos las entradas se replican en un blog que acepta contribuciones de varios autores y que tiene el auspicio de una asociación a la que pertenezco; me refiero al Blog de MENSA en México.

En este último espacio repliqué la entrada de los niños índigo (https://ahuramazdah.wordpress.com/2009/04/14/los-ninos-indigos-antes-que-nada-son-de-color-piel/), la cual ha generado varios comentarios (algunos en pro y otros en contra del punto de vista referido). Pero ayer recibí un comentario de un (una) tal

adonay que vale la pena diseccionarlo para tratar de encontrar los puntos rescatables de esta confrontación de ideas entre el pensamiento racional y lo que el comentarista cataloga como «alternativo». Su comentario completo puede verse acá, y se replica en seguida:

hay hombre, te falta tantooooooo por aprender de la vida :), reirse de las cosas es muuuuuuuuuuuy facil, jaja obviooo cosas como el “aura” ( q por cierto no me gusta llamarlo asi), obvioo no te lo enseñan en la escuela… porque no lo aceptan, pq les gusta reirse, porque CREEN que que son tonterias, y eso se lo enseñan a todos los lindos niños nuevos, por ejemplo a ti, y ahora tu crees que lo que te enseñaron en tu universidad es la unica verdad, y te burlas de lo “alterno” tienes una mente tan simple… en fin, suerte, te quiero, byee! (Errores ortográficos y de redacción desde la fuente, nota de KC)

Resulta claro que el comentarista se tomó muy personal el contenido de la entrada, y en su texto se aprecia que se enfoca en causas personales de su seguro servidor, al estilo de la formación profesional y la simpleza de mente, como el origen de que no sea capaz de entender lo «alterno» y que me «burle» de ello.

Este tipo de respuestas es muy común entre la gente que se enfrenta a un escéptico. Mediante argumentos ad hominem esperan desacreditar la opinión escéptica, pero rara vez aportan una explicación que pudiese usarse para comprobar, por ejemplo, la existencia del «aura».

La disección.

De acuerdo con adonay, me hace falta tanto por aprender de la vida. Este argumento por supuesto se basa en la suposición de que los años que llevo viviendo en esta roca no han sido suficientes para entender lo que él (o ella) sí entiende. Se basa en la ignorancia total, por ejemplo, del número de vueltas que le he dado a la estrella de nuestro sistema solar. Y por supuesto en la ignorancia de la cantidad de experiencias de todo tipo que he tenido en ese lapso. E incluso ignora la capacidad de aprendizaje que pudiese tener. Sólo se basa en que mi opinión es aparentemente diferente de su modo de pensar. No tiene evidencias y aun así opina sobre este asunto. Típico.

Posteriormente dice que me río de las cosas como el «aura». Al parecer no leyó bien la entrada, porque en ningún momento emito comentario alguno sobre ese concepto. La entrada se trata de analizar las características que supuestamente tiene un niño índigo, y proponer alternativas más prosaicas para explicar estas características. Y en última instancia establecer una crítica para el modo de pensar de Tappe, Carroll y Tober. Más ignorancia exhibida por parte de adonay.

Afirma que cosas como el «aura» no lo enseñan en la escuela porque (así lo entiendo) los maestros gustan de reírse (sic) y porque creen que son «tonterías». Al parecer esa opinión rige entre la gente que defiende con pasión los modos «alternativos» de la realidad, tan pregonados por el enfoque de la «nueva era». Aprovecho este espacio para afirmar categóricamente que NO considero el aura como una tontería. Lo que afirmo es que aún NO hay evidencias sólidas (diferentes de las que se generan por la fe) de la existencia del aura, del espíritu, del alma o de la esencia incorpórea, y lo que considero como tontería es la actitud de la gente que es incapaz de diferenciar una crítica de una burla.

Después se avienta la patinada de decir que eso de que el aura es una tontería lo enseñan a todos los lindos niños nuevos (como yo) y que por eso «creo» que lo que me enseñaron en la universidad es la única verdad. Más suposiciones en falso. Supone en forma ridícula que en la universidad existen materias dedicadas exclusivamente a enseñar a los estudiantes que el «aura» es una tontería. Esa suposición es bastante tonta, desde mi punto de vista, pues carece de evidencias que la fundamente. Más bien parece que eso sería lo que a adonay le gustaría que sucediera, para poder decir que tiene la absoluta razón en lo que dice. Ignora, por ejemplo, que la matrícula universitaria tiene el propósito de preparar a los estudiantes a enfrentar problemas reales en el mundo real. Si bien es cierto que existen carreras como Teología, incluso este tipo de estudios tiene el propósito de formar a los estudiantes para atender una necesidad específica de la sociedad. De seguro nadie contrataría a un «licenciado en burlas contra el aura».

Por último dice que me burlo de lo «alterno» debido (quizá) a que tengo una mente simple. Lo interesante aquí es pensar si la gente que cree en lo «alterno» (sea lo que eso signifique) tiene una mente compleja. Como ya establecí, la entrada no tiene el propósito de burlarme de lo «alterno». Y como siempre he afirmado, los asuntos de la fe merecen mi respeto. Sólo pediría a quienes defienden estos conceptos que así lo digan, pues de esa forma se evita la confrontación innecesaria. Muchos defensores de esta forma «alterna» de contemplar la vida y el universo que la contiene, utilizan esta forma de argumentación para sustentar algo que debería sustentarse con evidencias y no con argumentos sobre la simpleza (o no simpleza) de mente de quienes opinamos diferente.

La conclusión

Adonay atina apenas a argumentar en falso sobre las características personales de su seguro servidor y quizá piense, como es común en estos casos, que con esa pueril actitud sus creencias se reafirmarán como por decreto universal. Eso lo han hecho otros defensores a ultranza de estos conceptos, como Bibiana Bryson, Adofo Araya, y Adolfo Gandín. Mi consejo a quienes leen esta entrada y piensan que en realidad existen estos conceptos (alma, aura, espíritu, extraterrestres, elementos superpesados, la Atlántida, la tierra hueca, etc.), que ahorren sus comentarios de descalificación personal; sería mejor que los usaran con sus familiares. Busquen con ahínco el conocimiento que brinde las explicaciones sobre eso que afirman que existe, sin necesidad de exigir fe ciega en sus argumentos a quienes se los dirigen.

Como lo he dicho antes:

El verdadero conocimiento debe estar disponible para todos, para todo aquél que desee obtenerlo. Las reglas para obtenerlo deben ser simples y bellas, deben ser capaces de inflamar el corazón de cualquiera que se discipline en su búsqueda y que se entregue de lleno a observar la naturaleza tal cual es.

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¿Existe el alma, el espíritu o alguna esencia unívoca inmaterial?

Posted by keithcoors_00 en 29 julio, 2009

En algún lugar del alma se extienden los desiertos de la pérdida, del dolor fermentado; oscuros páramos agazapados tras los parajes de los días.

Sealtiel Alatriste

Muchas personas (pero de veras muchas, y casi me atrevería a decir que la mayoría) piensan que tenemos un alma, un espíritu o al menos una esencia inmaterial que nos hace diferentes del mundo exclusivamente material.

Yo me atrevo a pensar que la gran mayoría han recibido esa idea, en el mejor de los casos, como parte de un bagaje cultural heredado en forma por demás variada y, en el peor, como parte de de un adoctrinamiento. Me atrevo a pensar que actualmente muy pocos han llegado a esa conclusión por si mismos. Quizá eso les sucedió a los antiguos filósofos, al estilo de Aristóteles, quienes por sí mismos llegaron a esas conclusiones para explicarse la esencia misma de la vida.

Siempre ha sido un misterio para los humanos el asunto de la muerte, y más aún la diferencia entre el estado «vivo» del estado «muerto». Incluso en tiempos más recientes, cuando se descubrió que la materia (toda la materia, incluso la de los seres vivos) parecía estar constituida por átomos. ¿Que hacía que un conjunto de átomos, moléculas, células, tejidos y órganos mostrase las cualidades que conocemos como «vida»?

Uno de mis profesores, Emigdio Guerrero, sostenía que todo ser vivo tenía un alma o ánima, por ello es que estaba «animado». Pero no nos explicó nunca la naturaleza de esa ánima. Y no creo que lo pudiese haber hecho tan fácilmente.

Actualmente podemos, mediante tecnología avanzada, aparentar que cosas inanimadas parezcan tener vida, como las líneas de ensamblaje robotizadas. Mediante manipulación digital podemos presentar en la pantalla (chica o grande) animados animales que NO tienen vida, pero que aparentan estar vivos a los ojos del tele- (o cine-) vidente. Pero evidentemente eso NO es vida.

Todavía no hay una respuesta clara y concisa de la diferencia entre un ser vivo y un objeto inanimado. Hace tiempo Gustavo Fernández, un amigo forista, me abordó con una pregunta relacionada con la reencarnación y mi postura respecto a que para poder determinar la realidad incuestionable de un fenómeno como la reencarnación se debería empezar por definir qué es el alma, el espíritu o la esencia inmaterial. Así me abordó:

Según esto, la condición sine qua non para incursionar en el debate científico de la reencarnación presupone la aceptación de la existencia de esa esencia, llamémosle como quieras. Así que, en una nueva vuelta de tuerca, ¿cuál sería el protocolo, según tu saber y entender, que «demostraría» la existencia del «espíritu»?.

Mi siempre escéptica respuesta fue la siguiente:

Como en todo diseño de experimentos, sería necesario plantear algunas hipótesis sobre el espíritu, el alma o como se le llame.

Imaginemos que una hipótesis es que el espíritu es un gas. El diseño del experimento consistiría en tratar de aislar ese gas para poder analizarlo.

Imaginemos que otra hipótesis es que el espíritu es energía. Entonces el experimento debería diseñarse para detectar esa energía. Si es luminosa entonces se podría detectar con fotómetros. Si es calorífica, con calorímetros, etc.

Si tomo la definición que establece que el espíritu es un ser inmaterial dotado de inteligencia, ahí la cosa está más difícil, pues hay varias cosas inmateriales o cercanas a la inmaterialidad, como por ejemplo el magnetismo, los fotones, los neutrinos (casi inmateriales), el vacío, el tiempo, etc. Habría que ser más específicos para mejorar el diseño. Y después determinar si tiene inteligencia ¿que tipo de inteligencia? Aún se plantea más difícil la definición que establece que el espíritu es pensamiento eterno de manifestación.

Para este punto de establecimiento de hipótesis sería necesario que los estudiosos del tema aportaran las características de la naturaleza del espíritu, para poder diseñar el o los experimentos necesarios.

Después se deberá montar el experimento, la prueba, el conjunto de pasos para obtener las evidencias y datos. Los resultados podrían confirmar las hipótesis iniciales o quizás modificarlas (y hasta rechazarlas).

Imaginemos que los datos obtenidos confirman alguna de las hipótesis sobre su naturaleza. En ese caso se establecería una especie de teoría o modelo para describir esa naturaleza. Se esperaría que el modelo fuese útil para hacer algunas predicciones que otros investigadores pudiesen confirmar.

Imaginemos el caso contrario, que ninguna hipótesis se confirma. ¿Que significaría? Que las hipótesis no fueron correctamente elaboradas, o que los instrumentos están fuera de rango y que su sensibilidad no permite la detección del fenómeno, lo cual lo colocaría en el nivel de ruido de los mismos. ¿Que seguiría? El replanteamiento de las hipótesis, el rediseño de los instrumentos y la vuelta al laboratorio.

Pero también podría significar que eso que llamamos espíritu no sea nada real. Quizá simplemente una idea hermosa que nos permite soñar en la inmortalidad, en el premio o castigo en el más allá por nuestras acciones en esta vida, o en la comunicación con los que ya se fueron de este mundo material.

Imagen: Fotomontaje de una supuesta imagen del alma, desde http://xavileon.blogspot.com/2009/06/foto-alma-humana.html.

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La primera fotografía del alma ¿auténtica?

Posted by keithcoors_00 en 26 marzo, 2008


Querida Kali.

¿Por qué podría NO ser cierto (que ya se pudiese fotografiar el alma)?

No estoy muy enterado del supuesto fenómeno, pero ateniéndonos al título del artículo y de su contenido, intentaré responder la pregunta.



Para que esto que se le llama «alma» se pudiese imprimir en una película fotográfica, tendría que cumplirse con estas condiciones físicas:

  1. Tener una especie de substancia que emitiese luz, o ser una especie de campo electromagnético que al interaccionar con la atmósfera la emitiese. Suponiendo que NO es película fotográfica sino placa fotoeléctrica (como la de las cámaras digitales), el caso sería el mismo, se necesitaría luz.
  2. Habría que descartar los efectos propios de la tecnología, conocidos como «artifacts» que producen alteraciones en la película fotosensible o en la placa fotoeléctrica en ausencia de luz.
  3. Habría que descartar bromas y vaciladas de gente que no tiene otra cosa que hacer más que burlarse de las creencias de otros. Es decir, habría que descartar engaños a propósito o incluso accidentales.



Hay quienes dicen que la fotografía kirlian (¿así se escribe?) registra el aura o la manifestación de algo que pudiera ser el alma, y que hasta se usa con propósitos terapéuticos. Pero no nos dicen nada de los artifacts producidos a propósito mediante una corriente de bajo amperaje pero altísimo voltaje, que pasa través del objeto a fotokirligrafiar y la kirlicámara.

En fin.

Lo que quiero decir con esto es que la experiencia de fotografiar el «alma» no es cotidiana. Fotografiar perros y gatos, personas, paisajes incluso cometas en el cielo, es una actividad que se hace tanto, por tanta gente, que la técnica y los resultados son altamente conocidos y confiables.


El día que se encuentre la naturaleza del «alma», se conozcan sus características y se diseñe un método para registrarla en forma visual, ese día cantaremos todos de alegría. Mientras tanto hay muchas, pero de veras muchas razones para dudar que eso que se mostró en el texto comentado son «fotografías del alma».

Si se me preguntara lo que parece la supuesta fotografía, diría que es una mala copia fotostática de un montaje en photoshop.


En efecto, no hay razones para negar terminantemente que alguna vez se logre tomar una verdadera fotografía del alma, pero sí muchas razones para dudar de la autenticidad de la mostrada.

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Post scriptum.
Debido al contenido de un comentario anónimo del 7 de junio de 2008, parece que se confunde la imagen que se incluye en esta entrada con la del artículo original. Por eso decidí con fecha 23 de junio de 2008, incluir la original que da origen a esta entrada, y cuyo artículo está en la liga debajo de la imagen:


Y un comentario final. Desde el día en que vi esta página donde se muestra la supuesta primera fotografía del alma humana (10 de noviembre de 2007), no he visto más anuncios ni nuevas afirmaciones sobre «fotografías del alma humana». Si alguien ve esta nota y sabe de más referencias, favor de dejar la liga en un comentario.

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