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¿Que representa el 2012 para los mayas?

Posted by keithcoors_00 en 16 noviembre, 2009

Si no te ha sorprendido nada extraño durante el día, es que no ha habido día.

 

 

John Archibald

 


 

¿Qué significa el 2012 para los actuales Mayas?

 

Nada.

 

Al menos así lo expresa este hombre, Apolinario Chile Pixtun, entrevistado por Mark Stevenson, de la Associated Press (ver nota en http://apnews.myway.com/article/20091011/D9B8P09O0.html)

 

 

Cito unos párrafos del artículo y posteriormente mi comentario.

 

Apolinario Chile Pixtun está cansado de ser bombardeado con preguntas sobre el frenético calendario maya supuestamente «acabando» el 21 de diciembre de 2012. Después de todo, no es el fin del mundo.

 

¿O si?

 

Definitivamente no, el anciano indígena maya insiste. «Volví de Inglaterra el año pasado y, hombre, estaba harto de estas cosas.»

 

Y esto puede empeorar las cosas para él. Se ha estrenado en los cines el  largometraje de Hollywood «2012», con terremotos, lluvias de meteoros y un tsunami depositando un portaaviones en la Casa Blanca.

 

En la Universidad de Cornell, Ann Martin, quien dirige el sitio Web llamado «¿Curioso? Pregúntale a un Astrónomo», dice que la gente tiene miedo. Es demasiado malo que estemos recibiendo e-mails de alumnos de cuarto grado que están diciendo que son demasiado jóvenes para morir», dijo Martin. «Hemos tenido una madre de dos niños pequeños que temía que no iba a vivir para verlos crecer».

 

Chile Pixtun, originario de Guatemala, dice que la fuente de las teorías del fin del mundo es netamente occidental, y no proviene de las ideas mayas.

 

Y eso, mis estimados lectores, nos indica que lo que se adivinaba para este caso, al parecer es cierto: La gente que desea obtener un poco de fama o un hato de dinero, a costillas de la gente crédula, espantadiza y sugestionable, puede estar detrás de tanta parafernalia catastrofista.

 

Ya hace más de un año escribí una entrada sobre modelo del Tiempo del no Tiempo. Este modelo me llamó la atención porque, según su autor, parte del supuesto de que los Mayas tenían, hace más de 5 siglos, los conocimientos astronómicos sobre galaxias y radiación cósmica suficientes para predecir que el mundo tendrá un cambio a niveles astronómicos en el 2012.

Y la verdad es que esto resulta bastante fantasioso. En especial la idea de que la NASA ya comprobó la profecía maya (pero no lo quiere publicar). Así lo he expresado con anterioridad, aunque siempre sale alguien que cuestiona cosas como la siguiente:

 

Hola keit, estudiastes el Sagrado Calendario Maya? para hablar de este modo. Obvio que la nasa no nos va a decir lo que verdaderamente ocurre. Tienes razon no hay que sembrar el terror, pero si tomar conciencia de nuestras actitudes mentales.

 

He leído algo sobre los mayas, pero me perturba el hecho de que en la actualidad no haya nadie que pueda leer los jeroglíficos mayas como lengua natal. Y lo que quiero decir es que la interpretación de esos escritos mayas, como la que se menciona más adelante, tiene una cadena muy larga de condiciones para que su sentido pueda ser tomado como único.


No soy antropólogo, pero soy Mexicano y conozco la historia de mi pueblo. También me dedico profesionalmente a la ciencia y a la tecnología. Y puedo decir que la NASA no es una persona. Ni siquiera un organismo cerrado. La NASA usa y contrata los servicios de muchos astrónomos y astrofísicos en todo el mundo. Para mí no es obvio que «oculten» cosas, pues  muchos otros científicos que NO trabajan para la NASA hacen observaciones independientes. Si hubiese algo como para preocuparse, se puede tener la casi certeza de que muchos científicos que no trabajan para la NASA lo encuentren y lo comuniquen. Hasta hoy eso no ha sucedido.


Por ello critico tanto a la gente que pretende imponer su fe para que TODOS nos tomemos en serio las profecías de cualquier origen (no solo las mayas), porque una cosa es que crean que son ciertas y otra es que intenten basarse en la ciencia para llevarlas a un terreno real y auténtico.
Dice más adelante el artículo referido:

 

Pero la mayoría de los arqueólogos, astrónomos y los mayas mismos dicen que la única cosa que pudiera chocar con la Tierra es una lluvia de meteoritos de la filosofía de la Nueva Era, la astronomía pop, los rumores por Internet  acerca del fin del mundo y los programas especiales de televisión, como uno del History Channel que mezcla «predicciones» de Nostradamus y de los Mayas.

 

Puede sonar demasiado parecido a otros escenarios apocalípticos de las últimas décadas – la Convergencia Armónica de 1987, el efecto de Júpiter o  del «Planeta X». Pero éste tiene algunos granos de base arqueológica.

 

Uno de ellos es el monumento Seis.

 

Encontrado en una oscura ruina en el sur de México durante la construcción de carreteras en la década de 1960, la tablilla de piedra, casi no sobrevivió, el sitio estaba en gran parte pavimentado y partes de la pastilla fueron saqueados.

 

Resulta único que las partes restantes contengan el equivalente de la fecha 2012. La inscripción describe algo que se espera que ocurra en el año 2012 con la participación de Bolon Yokte, un misterioso dios maya asociado con la guerra y la creación.

 

Sin embargo, la erosión y una grieta en la piedra hacen casi ilegible el texto, y eso marca el final del camino.

 

El arqueólogo Guillermo Bernal, de la  Universidad Nacional Autónoma de México interpreta los últimos glifos erosionados como tal vez diciendo, «Él descenderá del cielo.»

 

¿Escalofriante? Tal vez, pero Bernal señala que hay otras inscripciones en los sitios mayas con fechas mucho más allá de 2012 – incluyendo una que se traduce aproximadamente en el año 4772.

 

Y de todos modos, las amenazas y los peligros reales y casi inminentes siguen presentes: las preocupaciones del mundo deberían estar enfocadas en ellos (menciono simplemente el asunto del calentamiento global), y no tanto en fantasías inventadas sobre bases demasiado tenues.

La película recién estrenada, de seguro, va a colectar varios millones de dólares. Debido principalmente a que los crédulos amantes de las fantasías, y los inventos de una larga fila de charlatanes, le han hecho más propaganda que los directivos de Hollywood.

A eso se reduce esta parafernalia catastrofista, a hacer que algunos «vivos» se embolsen unos dólares por la película o por los libros que ya se venden (y se venderán) como pan caliente.

 

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Exploración de la Luna, hace 40 años. Parte 1

Posted by keithcoors_00 en 20 julio, 2009

He sido un niño pequeño que, jugando en la playa, encontraba de tarde en tarde un guijarro más fino o una concha más bonita de lo normal. El océano de la verdad se extendía, inexplorado, delante de mi.

Isaac Newton

Desde Scientific American

Por Wilmot Hess, Robert Kovach, Paul W. Gast y Gene Simmons

Traducción: KC

Nota: Este artículo apareció originalmente en el número de octubre de 1969 de la revista Scientific American. Esta reimpresión es para conmemorar el 40 aniversario de la llegada de la misión Apolo 11 a la Luna.

El éxito de la misión Apolo 11 en poner hombres en la luna y traerlos de vuelta en forma segura con muestras de material lunar, marca el comienzo de lo que promete ser un período fructífero de exploración de la luna por hombres y máquinas. El objetivo será responder a un gran número de preguntas sobre el origen y la evolución de la luna, su geología, su estructura química y física y sobre las partes de su historia que pueden ayudar a entender la historia de otros cuerpos en el sistema solar. El propósito de este artículo es discutir las principales cuestiones de las próximas expediciones tripuladas a la luna y para describir las técnicas que puedan ser empleadas en esas misiones.

En un sentido astronómico de la luna es generalmente considerada como un satélite de la tierra. Desde el punto de vista de los procesos planetarios, sin embargo, la luna puede ser considerada como el más pequeño de los planetas «terrestres» (los otros son la Tierra, Marte, Venus y Mercurio). Debido a que su distancia del sol es aproximadamente igual a la de la tierra, la luna está sujeta a influencias externas similares a las que afectan a la Tierra. El menor tamaño de la luna, sin embargo, implica una historia muy diferente a la de la Tierra.

La mayoría de los procesos a nivel planetario se originan en fuentes internas de energía y en los medios de su disipación. La cantidad de energía interna y los medios de disipación dependen del tamaño del planeta. En la Tierra la disipación de la energía es acompañada por el transporte de fluidos volcánicos del interior de la tierra hacia la superficie, por el desarrollo a largo plazo de una corteza ligera y un núcleo denso y por los grandes movimientos de la corteza, manto y núcleo terrestres. Estos procesos, junto con la erosión y la interacción química de los materiales en la superficie con la atmósfera y la hidrosfera, continuamente destruyen las características de la superficie terrestre. Por ejemplo, incluso los volcanes más grandes acaban nivelados por la erosión en unos pocos millones de años después del cese de su actividad volcánica. Es muy poco probable que cualquiera de las características de la superficie de la tierra original permanezca aún sin cambios. No se conocen ejemplos de estos casos, y casi seguro que ninguno se hallará.

Antes se pensaba que muchas de las características de la superficie de la luna se remontaban al tiempo de su formación. Las vistas detalladas de la superficie lunar proporcionadas por las fotografías de los vehículos espaciales Orbitadores Lunares han disminuido un poco esta posibilidad, ya que indican que la erosión y otros procesos de cambio se llevan a cabo en la luna. El análisis preliminar de las muestras devueltas por el Apolo 11, no obstante, indican que el material es muy antiguo, quizás tres mil millones de años. Las tierras altas pueden ser incluso más antiguas. La posibilidad de que algunos de los materiales situados en la superficie lunar permanezcan químicamente sin cambios desde la formación del planeta sigue siendo elevado.

Las preguntas principales

Las preguntas científicas fundamentales sobre la luna se plantean a menudo en términos de las características terrestres, que son, por supuesto, más familiares. Al preguntar sobre la estructura química y física de la luna a groso modo, por ejemplo, uno se pregunta si la luna es químicamente y mineralógicamente diferente de la tierra. De los procesos tales como vulcanismo que se han producido en la luna, ¿cuál ha sido su historia durante largos períodos de tiempo? ¿La luna tuvo alguna vez atmósfera? ¿Materiales protobiológicos han existido o evolucionado en la luna?

Respuestas a estas preguntas exigen la recuperación y el análisis de muestras de materiales obtenidos de una variedad de regiones en la luna. La mayor parte de los análisis tendrían que hacerse en la tierra. Determinar la edad de una muestra de material lunar o realizar análisis químicos y mineralógicos que requiere de instrumentos que no pueden ser desplegados en la superficie lunar durante los próximos años, sobre todo con poco o ningún conocimiento previo de las características de los materiales a ser analizados.

El estudio de los materiales lunares traídos por la Misión Apolo 11 proporcionará de hecho uno de los retos más interesantes que hayan enfrentado los científicos naturales. ¿En qué medida la historia de la luna y cómo muchos de los procesos de la superficie lunar pueden ser entendidos a partir de unas pocas muestras de material lunar, con la ayuda del conocimiento bastante detallado de la morfología de la superficie obtenidas a partir de fotografías? Las posibilidades son considerables, ya que la superficie lunar no está sujeta a muchos de los procesos químicos que ocurren en la superficie de la tierra, tales como los cambios que acompañan a la erosión y la sedimentación. Además, la distribución de material sobre la superficie de la luna por el impacto de los meteoritos sugiere que una cantidad sustancial de material en cualquier lugar puede provenir desde grandes distancias sin cambios significativos en su composición química.

Esfuerzos para seguir la evolución de la luna, para entender su estructura interna a groso modo y explicar las características de sus principales características morfológicas requerirá el conocimiento de la clase y cantidad de energía liberada por sismos lunares, por el flujo de calor en la superficie y el vulcanismo. La aparición de sismos lunares revelaría algo de la distribución de las tensiones con la profundidad. Las ondas sísmicas procedentes de sismos lunares sería una poderosa herramienta para deducir la distribución de propiedades físicas básicas dependientes de la profundidad. La medición de flujo de calor en la superficie, junto con estimaciones de la distribución de los elementos radiactivos en las rocas lunares, haría posible una determinación de si la energía interna es, de hecho, la causa de actividad volcánica en la luna. Se necesitarán datos provenientes desde una serie de puntos distribuidos ampliamente en la luna para atacar estos problemas.

El problema de los Mascones

Los vehículos espaciales empleados en las misiones Lunar Orbiter no sólo obtuvieron excelentes fotografías de la superficie lunar, sino también produjeron un descubrimiento sorprendente que tiene que ver con el campo gravitacional de la luna. Si la luna fuera un esferoide simétrico, tanto interna como externamente, un satélite se movería a su alrededor en una órbita elíptica bien definida sin problemas de velocidad variable. En realidad la luna, como la tierra, no es un esferoide simétrico, lo cual introduce perturbaciones en las órbitas de los satélites. Más allá de estas perturbaciones, sin embargo, hay otras variables introducidas por variaciones laterales en la densidad de la luna. Mientras los vehículos Lunar Orbiter eran rastreados en sus órbitas, se notó que ganaban velocidad cuando pasaban por encima de los maria anillados de la luna, zonas circulares y oscuras llamadas «mares». El análisis de estos movimientos presentado por Paul M. Muller y William L. Sjogren del Jet Propulsion Laboratory condujo a la conclusión de que a lo largo de las principales maria circulares (Imbrium, Serenitatis, Crisium, y Humorum Nectaris) hay un notable exceso de gravedad.

¿Cuál es la causa de estas variaciones gravitacionales? Las grandes anomalías positivas asociadas a la maria implican concentraciones de masa, ahora abreviadas como «mascones». Un ejemplo de la concentración involucrada es proporcionada por la estimación de que la anomalía gravitacional sobre el Mare Imbrium es equivalente a la producida por una esfera de níquel-hierro 70 kilómetros de diámetro ubicada a una profundidad de 50 kilómetros.

El descubrimiento de los mascones lunares ha dado lugar a mucha especulación y debate sobre su origen. También se ha reactivado el interés en la exploración de los maria lunares, que muchos investigadores habían estimado improbable por no ser científicamente tan interesantes como otras zonas de la luna. ¿Los mascones representan restos de asteroides gigantes de hierro que golpearon a la luna y, posteriormente, fueron enterrados y fragmentados, o fueron formados por algún otro mecanismo?

La mayoría de los estudiosos de la luna favorecen esta última posibilidad. El debate se centra en determinar el mecanismo que podría haber sido el causante. Varios mecanismos se han propuesto: el relleno de una fragmentada corteza lunar de baja densidad, con la lava; un flujo de lava en un cráter de impacto; el afloramiento de material más denso desde las profundidades de la luna en las cuencas gigantes de impacto; incluso la deposición de sedimentos en los maria por agua que fluyó y luego se secó. La última hipótesis conlleva la intrigante implicación de que el agua no sólo existía en la luna en algún momento de su evolución sino que también desempeñó un papel importante en la historia lunar. En cualquier caso, el análisis de las muestras de la luna adquiere mayor importancia como consecuencia de fenómeno mascon. Un resultado interesante de la medición preliminar de las muestras del Apollo 11 es que su densidad de 3,2 a 3,4 gramos por centímetro cúbico, que sería alta para rocas terrestres, puede estar relacionada con la existencia de mascones.

Sitios para la Exploración

El presente plan de la NASA es realizar otras nueve exploraciones tripuladas de la luna durante los próximos tres o cuatro años. Los sitios para las primeras probablemente se determinarán sobre la base de limitaciones similares a las que estaban en vigor para la misión Apolo 11, a saber, que un lugar de aterrizaje debe estar en el lado de la luna visible desde la tierra, de modo que se pueda mantener una constante comunicación por radio entre la tierra y el sitio de alunizaje; que el sitio esté en una región libre de obstáculos, y que sea accesible desde una órbita de retorno libre, es decir, una órbita que permita a los astronautas regresar a la tierra con un mínimo de potencia si el motor principal en el módulo de mando fallase. Estas limitaciones restringen los próximos desembarques a lugares cerca de los mares del ecuador lunar.

Más tarde, sería posible aventurarse más lejos y alunizar en o cerca de otros lugares de especial interés científico. Se están discutiendo un número de plazas como posibilidades para estos alunizajes.

El primer sitio es el pequeño y muy fresco cráter Censorinus. Un alunizaje aquí podría esperar conseguir tres objetivos: establecer la edad de lo que es claramente una muy joven característica en la superficie lunar, para investigar y caracterizar una indiscutible formación de impacto y obtener muestras de material procedente de una región en el altiplano. Un sitio alternativo, que ofrece las mismas posibilidades, es el cráter Mosting C.

El segundo sitio tiene el objetivo más ambicioso de explorar uno de los grandes cráteres. Tal es el cráter Copérnico, que tiene aproximadamente 70 kilómetros de diámetro con picos centrales prominentes en su interior. La eyecciones de este cráter relativamente joven cubren más de una décima parte de la cara anterior de la luna. El relieve dentro del cráter es de más de 15.000 pies [4.572 metros], por lo que es comparable con la mayoría de las zonas montañosas de la tierra. Un emplazamiento alternativo, con características muy similares, es el cráter Tycho. Estos grandes cráteres son de interés no sólo porque representan acontecimientos importantes en la historia de la luna, sino también porque, por analogía con cráteres terrestres mucho más pequeños, deben exponer material de un rango de profundidades de hasta 10 kilómetros, y quizás incluso más. Se ha sugerido que los picos centrales en estos cráteres pueden consistir de material, actualmente en la superficie, que proviene desde profundidades de 10 a 15 kilómetros o más. Por lo tanto, aunque el material en un cráter puede estar mezclado, roto y deformado por los procesos de choque, deberían proporcionar una amplia muestra de los pocos kilómetros externos de la luna y una base para la interpretación de su historia.

En tercer lugar, está la muy interesante región Marius Hills. Es uno de los varios ámbitos en los que las características de construcción, tales como domos y conos de acumuluación son más numerosos que los cráteres de un tamaño comparable. La región también está asociada con uno de los más largos sistemas de crestas lunares, que atraviesa una gran extensión del Oceanus Procellarum en la mitad occidental de la luna. La tectónica de la región es similar a la de los campos volcánicos terrestres como Islandia y las Azores. El establecimiento y la estructura de las colinas de la región Marius indican que se trata de una zona de actividad volcánica de material ígneo que se ha añadido a la superficie a través de las rejillas de ventilación.

El origen y edad de las características aparentemente volcánicas de la región Marius Hills son de gran importancia en la comprensión de la evolución de la superficie lunar. Las características volcánicas terrestres se acumulan en muy poco tiempo en comparación con toda la historia de la tierra. Incluso una región extensa como la cadena volcánica que constituye las islas hawaianas representa un período de menos de 70 millones de años. La edad absoluta y la duración de tiempo que participan en la construcción de cúpulas de Marius Hills será de gran interés en la caracterización de vulcanismo lunar.

La región de Marius Hills es demasiado extensa para ser cubierta en una sola expedición tripulada a la Luna. Afortunadamente, una serie de características de menor escala se puede visitar en varias zonas que no tienen más de 70 kilómetros de diámetro. Una misión en dicha zona podrán realizar una muestra y estudio de una serie de pequeñas cúpulas de 50 a 100 metros de altitud, con laderas convexas y una variedad de características de impacto.

El cuarto candidato es la región de los Montes Apeninos, que se forma cerca de la frontera sureste de Mare Imbrium, así como el noroeste de la rama de una zona triangular delimitada por el alto Mare Imbrium, el límite suroeste del Mare Serenitatis y la parte septentrional de Sinus Aestuum. Los Apeninos se encuentran entre las más impresionantes cadenas montañosas lunares. La parte frontal de los Apeninos se eleva 4,800 metros sobre el nivel de los maria adyacentes al oeste.

¿Qué se puede aprender sobre la luna al visitar esta zona? Los Apeninos frontales es una de las principales características físicas de la luna, una extensa exposición de sección vertical de varios miles de metros de espesor para la toma de muestras y posterior examen. Aquí está la oportunidad de evaluar lo que puede ser un largo período de la historia lunar. ¿Son las piedras en su forma o física y químicamente heterogéneas? ¿Qué edad tienen? ¿Son estratificadas? Respuestas a estas preguntas podrían tener un efecto profundo en nuestra comprensión de la historia lunar.

Imagen desde Space.com

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Para mi papá, en su día

Posted by keithcoors_00 en 21 junio, 2009

Oscar GamborinoEl mejor legado de un padre a sus hijos es un poco de su tiempo cada día.

Battista

Hola papá.

Quiero decirte que hoy que se celebra el día del padre, como casi todos los días de mi vida, te recuerdo mucho. Quiero, con esta entrada, agradecerte lo que hiciste por mi.

En primer lugar darme la vida… aunque no te la pedí. Pero ya que estoy acá, pues ni modo de no agradecerte la vida que me diste. Lo que más me gusta de este punto es que durante mi infancia y juventud nunca recurriste al argumento matador y manipulador del «YO TE DI LA VIDA», para causar en mí el sentimiento de culpa por mis peculiares comportamientos.

En segundo lugar quiero agradecerte que fuiste, quizá sin quererlo, un verdadero ejemplo de lo que es la tolerancia. Ejemplo que tomé a duras penas, pero que me ha servido de guía. Toleraste a mi mamá (que ya es decir mucho), toleraste que, aunque no eras creyente, te obligara a ir a misa todos los domingos y las odiosas semanas santas; toleraste a tus joditivos hermanos mayores y los amaste siempre; toleraste tus enfermedades y nunca te hiciste la víctima para causar lástima; toleraste los tratamientos médicos diagnosticados por un doctor para superar tu esterilidad (doctor que por cierto era homosexual, cosa que también toleraste); toleraste que tu único hijo fuese un retobado ratón de biblioteca, que no era bueno en las cosas que tú eras excelso: trompo, canicas, rayuela, box callejero, fútbol, y quizás la que más recuerdo: pulcritud, estilo y orden en tu forma de vestir; toleraste que yo tuviese la afición de subir a las altas montañas mientras tú temías a la altura y temías por mi seguridad; toleraste mis extravagancias, mis borracheras, mi descuido al usar tu auto, mi irreverencia para con la autoridad de mi madre, y mi independencia del ámbito paterno y materno; toleraste a tus nietos, al permitirles que te peinaran y despeinaran a su antojo, que influyeran en ti para que dejaras de fumar y que en tu vejez te inyectaran un poco del perdido brío.

En tercer lugar te agradezco el no haber sido un típico macho mexicano, lo cual también me sirvió de vivo ejemplo en una época en la que ser un macho era el paradigma por excelencia. Este ejemplo de anti-macho ha guiado mi vida para regir mi forma de actuar y para estar claro de lo que deseo para mis hijas, para mi esposa, para mi madre, para mis amigas y en general para toda mujer que cruza mi camino.

En cuarto lugar te agradezco todo el apoyo, moral y económico, que me diste para estudiar. Yo sé que aunque tú no terminaste ni siquiera la educación primaria, siempre quisiste que yo recibiera la mejor educación posible. Siempre, desde pequeño, alentaste en mí la pasión por la lectura, por los estudios y por la constancia en ellos.

En quinto lugar te agradezco que en tu última enfermedad permitieses que yo te tratara con ternura (algo que quizás tú no pudiste hacer conmigo, de lo cual no te culpo, pues entiendo que tenías algo así como alexitimia). Te agradezco que me permitieras invertir los papeles para cuidarte y tratarte como si fueras un niño.

Gracias por todo eso, papá.

Sé que no puedes leer este agradecimiento. Hace poco más de 12 años que dejaste de existir. Estoy convencido de que tu escencia como ser humano que vivió en esta roca no está en ningún lado oculto. Ni en el lugar que los religiosos llaman cielo (ni en el opuesto: infierno), ni en el nirvana de los místicos, ni flotando en en los cinturones de Van Allen que nos rodean, como lo pregonan algunos Nuevoereros. Tu escencia, con mucha certeza, está en dos sitios, uno físico y uno virtual:

  1. Está en todas y cada una de mis células, en forma de ADN, del cual me heredaste una buena parte, y que se prolongará hacia mis hijos y mis nietos en cierta medida. De esta escencia dan fe algunos rasgos anatómicos y características fisiológicas, como la forma de la nariz y del mentón, así como en la adicción al café y en la fuerza física innata.
  2. Está en mis recuerdos, en los ejemplos de vida que me diste y en mis formas de ver la vida; en la ausencia de religiosidad, en la tolerancia, en el respeto a las mujeres y en otras formas de comportamiento que honran lo que fuiste.

Resulta un poco triste que no te haya dicho todo esto (en una sola exhibición) mientras vivías. Me consuela el hecho de haber honrado tu paternidad mientras vivías. Pero ahora, plenamente consciente de tu ausencia, y del fantasioso tono en el que te escribo, te escribo este agradecimiento para que yo mismo pueda leerlo. También para que lo lean mis hijas e hijos, y en su momento mis nietos (si se da el caso), y sepan lo que pienso de mi padre.

Una vez más, gracias papá.

P.D. Hoy lunes 22 cambié la fotografía inical por esta que desde un principio quise que ilustrara la entrada. Es una fotografía de mi papá tomada en la década de 1940. La anterior puede verse aun en la entrada sobre la espiritualidad de un escéptico.
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Cómo la guerra ha transformado la evolución humana

Posted by keithcoors_00 en 17 noviembre, 2008

Desde New Scientist

Por Bob Holmes
Traducción: KC

Es una cuestión en el centro de lo que es el ser humano: ¿por qué hacemos la guerra? El costo para la sociedad humana es enorme y, sin embargo, aun con todo nuestro desarrollo intelectual, seguimos a la guerra hasta bien entrado el siglo 21.

Ahora una nueva teoría está surgiendo que reta la opinión prevaleciente de que la guerra es un producto de la cultura humana y, por tanto, un fenómeno relativamente reciente. Por primera vez, antropólogos, arqueólogos, primatólogos, psicólogos y especialistas en ciencias políticas se están acercando a un consenso. No sólo la guerra es tan antigua como la humanidad, dicen, sino que ha desempeñado un papel integral en nuestra evolución.

La teoría ayuda a explicar la evolución de los aspectos familiares del comportamiento bélico como la guerra de pandillas. E incluso sugiere que las habilidades cooperativas que hemos tenido que desarrollar para ser guerreros eficaces se han convertido en las modernas capacidades de trabajar en pro de un objetivo común.

Estas ideas surgieron en una conferencia el mes pasado sobre el origen evolutivo de la guerra en la Universidad de Oregon en Eugene. «La imagen que se dibujó era bastante coherente», dice Mark Van Vugt, un psicólogo evolutivo de la Universidad de Kent, Reino Unido. «La guerra ha estado con nosotros durante al menos varias decenas, si no cientos, de miles de años». Él piensa que ya existe en el ancestro común que compartimos con los chimpancés. «Ha sido una importante presión de selección sobre la especie humana», dice. De hecho, varios fósiles de los primeros seres humanos tienen heridas asociadas a la guerra.

Los estudios sugieren que la guerra representa el 10 por ciento o más de todas las muertes de machos cazadores-recolectores de hoy en día. «Eso es suficiente para obtener tu atención», dice Stephen LeBlanc, un arqueólogo del Museo Peabody de la Universidad de Harvard en Boston.

Los primatólogos han sabido durante algún tiempo que la violencia organizada y letal es común entre los grupos de chimpancés, nuestros parientes más cercanos. Sea entre los chimpancés o los cazadores-recolectores, sin embargo, la violencia intergrupal no es nada moderno como batallas de alcance limitado. Por el contrario, tiende a adoptar la forma de breves incursiones utilizando una fuerza abrumadora, a fin de que los agresores corran un riesgo bajo de lesiones. «No es como la batalla del Somme«, dice Richard Wrangham, un primatólogo en la Universidad de Harvard. «Salen, dan un golpe, y vuelven de nuevo». Esta violencia oportunista ayuda a los agresores a debilitar a los grupos rivales y, por tanto, ampliar sus conquistas territoriales.

Estas incursiones son posibles porque los seres humanos y los chimpancés, a diferencia de la mayoría de los mamíferos, a menudo vagan por forraje lejos del grupo principal, solos o en grupos más pequeños, dice Wrangham. Los Bonobos – que están estrechamente relacionados con los seres humanos como los chimpancés – tienen poca o ninguna violencia intergrupal, porque tienden a vivir en hábitats donde la alimentación es más fácil de encontrar, de manera que no es necesario que se alejen del grupo.

Si la violencia grupal ha estado durante mucho tiempo en la sociedad humana, entonces deberíamos haber evolucionado algunas adaptaciones hacia un estilo de vida guerrera. Varios participantes presentaron las pruebas más sólidas acerca de que los machos – cuyos cuerpos mayores y más musculosos los hacen más adecuados para luchar – han desarrollado una tendencia a la agresión fuera del grupo pero con cooperación dentro de este. «Hay algo irremediablemente masculino acerca de la agresión grupal – hombres agrupados con hombres para participar en la agresión contra otros hombres», dice Rosa McDermott, una científica política de la Universidad de Stanford en California.

La agresión en la mujer, señala, tiende a adoptar la forma verbal en lugar de violencia física, y es principalmente de una contra otra. Los instintos de agresión grupal pudieron haber evolucionado también en las mujeres, pero en mucha menor medida, dice John Tooby, un psicólogo evolutivo de la Universidad de California en Santa Barbara. Esto se debe en parte a causa de nuestra historia evolutiva, en el que los hombres son a menudo mucho más fuerte que las mujeres y, por tanto, más adecuados para la violencia física. Esto podría explicar por qué las mujeres sólo tienden a formar bandas en ambientes del mismo sexo, tales como entornos carcelarios o la escuela secundaria. Pero las mujeres también tienen más que perder de la agresión, Tooby señala, ya que soportan la mayor parte de los esfuerzos de la crianza de los hijos.

No es de extrañar que McDermott, Van Vugt y sus colegas, encontraran que los hombres son más agresivos que las mujeres cuando juegan a ser el líder de un país ficticio en un juego de rol. Pero el equipo de Van Vugt observó respuestas más sutiles en la unión de grupos. Por ejemplo, los estudiantes varones están más dispuestos que las mujeres a contribuir con dinero a un esfuerzo de grupo – pero sólo cuando compiten contra rivales universidades. Si en lugar de lo anterior se les decía que el experimento era para poner a prueba sus respuestas individuales al grupo de cooperación, los hombres obtuvieron menos efectivo que las mujeres. En otras palabras, el comportamiento cooperativo de los hombres sólo surgió en el contexto de la competencia intergrupal (Psychological Science, vol 18, p 19).

Parte de este comportamiento puede ser atribuido posiblemente a las estrategias mentales conscientes, pero Marcos Flinn antropólogo de la Universidad de Missouri en Columbia ha encontrado que las respuestas orientadas al grupo se producen también en el nivel hormonal. Él encontró que los jugadores de cricket en la isla caribeña de Dominica experimentan un aumento de testosterona después de ganar contra otro pueblo. Sin embargo, este aumento hormonal, y presumiblemente el comportamiento dominante que impulsa, estuvo ausente cuando los hombres golpearon a un equipo de su propio pueblo, Flinn dijo a la conferencia. «Estás enviando el tipo de señal que indica que se trata de jugar. No estás afirmando el dominio sobre ellos», dice. Del mismo modo, la subida de testosterona que un hombre a menudo tiene bajo la presencia de un encuentro sexual potencial se silencia si la mujer tiene una relación con su amigo. Una vez más, el efecto es reducir la competencia en el seno del grupo, dice Flinn. «Somos realmente diferentes de los chimpancés en cuanto a nuestra cantidad relativa de respeto de las

relaciones de apareamiento de los demás hombres».

El efecto neto de todo esto es que los grupos de hombres asumen su propia dinámica. Piensa en los soldados de un pelotón, o los aficionados al fútbol en la ciudad: cohesión, confianza, agresiva – justo los rasgos que un grupo de guerreros necesita.

Los chimpancés no van a la guerra en la forma en que lo hacemos los humanos porque carecen del pensamiento abstracto necesario para verse a sí mismos como parte de un colectivo que se expande más allá de sus inmediatos colaboradores, dice Wrangham. Sin embargo, «la verdadera historia de nuestro pasado evolutivo no es simplemente que la guerra llevó a la evolución del comportamiento social», dice Samuel Bowles, un economista en el Instituto Santa Fe en New Mexico y la Universidad de Siena, Italia. El verdadero conductor, dice, fueron «algunas interacciones entre la guerra y los beneficios alternativos de la paz».

Aunque las mujeres parecen ser un intermediario para ayudar a la armonía dentro de los grupos, dice Van Vugt, los hombres pueden ser mejores en el mantenimiento de la paz entre grupos diferentes.

Nuestro pasado bélico quizá nos ha dado otros regalos también. «Lo interesante acerca de la guerra es que estamos centrados en el daño que hace», dice Tooby. «Pero se requiere una super-alto nivel de cooperación». Y eso parece ser un patrimonio que vale la pena conservar.

Lo interesante acerca de la guerra es que estamos centrados en el daño que hace. Sin embargo, requiere de un super-alto nivel de cooperación

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Notas extra:

La mentalidad de la guerra moderna

La guerra moderna con sus complejas estrategias y avanzadas armas de larga distancia tiene poco parecido con las escaramuzas mano-a-mano de nuestros antepasados. Esto puede significar que tenemos instintos de batalla inadecuados para nuestro tiempo, sugirieron varios participantes en la conferencia de Oregon.
Una sobrada confianza en la fuerza de los números es un ejemplo, dice Dominic Johnson de la Universidad de Edimburgo, Reino Unido. Él encontró que, en un juego de simulación de guerra, los hombres tienden a sobreestimar sus posibilidades de ganar, por lo que es más probable que ataquen (Actas de la Royal Society B, vol 273, p 2513). Por lo tanto, un dictador de supervisando a sus soldados en un desfile quizá sobrevalore su fuerza militar. «En el Pleistoceno, nadie habría sido capaz de combatir eso» dice John Tooby en la Universidad de California en Santa Barbara.
Los soldados que van a la batalla hoy no toman las decisiones, dice Richard Wrangham de la Universidad de Harvard, lo que puede hacer de ellos combatientes más temerosos. «En la guerra primitiva, los hombres estaban luchando porque querían».

¿Cómo la guerra se extendió como la peste?

La amenaza de la enfermedad podría haber impulsado la evolución de la guerra – al menos dentro de un nación.
Esta controvertida idea es la creación de Randy Thornhill, un biólogo evolutivo de la Universidad de Nuevo México en Albuquerque. Sostiene que las culturas se convirtieron cada vez más insulares y xenofóbicas en los lugares donde las enfermedades y los parásitos son comunes, prefiriendo a ahuyentar extraños que pudieron llevar nuevas enfermedades. En contraste, las culturas con un bajo riesgo de enfermedades están más abiertos a los forasteros. Thornhill cree que estas actitudes hacia forasteros tiñeron la cultura de matices de propensión a la guerra.
Suficientemente seguros, cuando Thornhill y sus colegas recopilaron datos de 125 guerras civiles, se dieron cuenta de que esas guerras son mucho más comunes en las naciones con mayores tasas de enfermedades infecciosas, tales como Indonesia y Somalia.
Los participantes en la conferencia en la Universidad de Oregon en Eugene recibieron la teoría de Thornhill con escepticismo. Se trata de «una muy diferente forma de pensar que tiene que ser tomada en serio», dice Francisco Blanco primatólogo que trabaja en la universidad. John Orbell, un científico político también de esta universidad, dice que la idea es «bastante convincente». Thornhill admite que sus ideas son difíciles de probar, porque los países con altos niveles de enfermedad son a menudo pobres, multiétnicos y autoritarios, todo lo cual puede conducir disturbios civiles. Sin embargo, dice, cuando las enfermedades infecciosas se redujeron en las naciones occidentales en el siglo 20 gracias a los antibióticos y el saneamiento, esas mismas sociedades también se convirtieron en menos xenofóbicas.

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A un siglo del evento Tunguska

Posted by keithcoors_00 en 30 junio, 2008

Desde Ciencia@Nasa

Traducción y comentario de KC

El año es 1908 y es justo después de las siete de la mañana. Un hombre está sentado en el porche de un puesto de comercio de Vanavara en Siberia. Dificilmente imagina que en pocos momentos será lanzado de su silla y el calor será tan intenso que sentirá como si se quemara su camisa.

Así se sintió el evento Tunguska, a 64 km de la zona de impacto.

Hoy, junio 30 de 2008, es el aniversario 100 de este feroz impacto cerca del río Podkamennaya Tunguska, en la remota Siberia, y después de 100 años, los científicos aún hablan del evento. «Si deseas iniciar una conversación con gente dedicada a asteroides, tienes que mencionar Tunguska», dice Don Yeomans, gerente de la Oficina de Objetos cercanos a la Tierra en el Laboratorio de Propulsión a Chorro en la NASA. «Es la única entrada de un meteoroide grande que hemos tenido en la era moderna con evidencias de primera mano».

Arriba: Árboles derribados por la explosión en Tunguska. Crédito: Expedición Leonid Kulik. [más]

Aunque el impacto ocurrió en 1908, la primera expedición científica al área tuvo que esperar 19 años. En 1921, Leonid Kulik, el curador en jefe de la colección de meteoritos del museo de San Petesburgo, lidereó una expedición a Tunguska. Pero las condiciones climáticas extremas de las zonas Siberianas impideron que su equipo alcanzara la zona de la explosión. En 1927, una nueva expedición con Kulik a la cabeza, por fin alcanzó su objetivo.

«Al principio los aldeanos se rehusaban a hablar del tema» dijo Yeomans. «Ellos creían que habían sido visitados por el dios Ogdy, quien habría lanzado una maldición sobre la zona, tirando árboles y matando el ganado»

Si bien los testimonios en principio pudieron haber sido difíciles de obtener, hay muchas pruebas alrededor. Ochocientos kilómetros cuadrados de bosques remotos se habían arrancado de raíz. Ochenta millones de árboles yacían sobre sus costados, situados en un patrón radial.

«Esos árboles actuaban como apuntadores, señalando hacia el centro de la explosión,» dijo Yeomans. «Después, cuando el equipo llegó al punto de impacto, encontraron árboles de pie – pero sus ramas y corteza habían sido arrancados totalmente. Parecía un bosque de postes telefónicos«.

Tal devastación de ramas requiere ondas de choque de alta velocidad, que rompen la rama sin transferir el momentum al tronco. Treinta y siete años después de la explosión Tunguska, árboles sin ramas se encontraron en el sitio de otra explosión masiva – Hiroshima, Japón.

Las expediciones de Kulik (viajó a Tunguska en tres ocasiones diferentes) finalmente obtuvieron algunas declaraciones de los habitantes locales. Uno de ellos era el hombre que estaba en el puesto de comercio en Vanara, quien presenció la onda de calor mientras se encontraba en su silla. Su testimonio:

De repente en el cielo del norte… el cielo se partió en dos, y por encima del bosque la parte norte del cielo se vio cubierta con fuego… En el momento hubo un trueno en el cielo y una poderosa explosión. La explosión fue seguida por sonidos como de rocas viniendo del cielo, o como armas disparando. La tierra se estremeció.

La explosión masiva trajo consigo un viento feroz. La resultante onda de choque sísmica fue registrada en los barómetros sensibles tan lejanos como Inglaterra. Densas nubes se formaron por encima de la región a gran altura y reflejaron la luz solar de más allá del horizonte. Los cielos nocturnos brillaron, y los informes que llegaron de gente que vivía tan lejos como Asia afirmaban que podían leer periódicos al aire libre, como tan tarde como las doce de la noche. A nivel local, cientos de renos, los medios de subsistencia de los pastores locales, fueron muertos, pero no hay pruebas directas de que alguna persona pereciera en la explosión.

Arriba: La localización del impacto Tunguska.

«Un siglo más tarde algunos todavía debaten la causa y llegan a diferentes escenarios que podría haber causado la explosión», dijo Yeomans. «Pero el acuerdo general sobre la teoría es que en la mañana del 30 de junio de 1908, una gran roca espacial de alrededor de 40m de ancho, entró en la atmósfera de Siberia y luego detonó en el cielo.»

Se estima que el asteroide que ingresó en la atmósfera de la Tierra viajaba a una velocidad de alrededor de 54,000 km/h. Durante su rápida zambullida, los 100 millones de kilogramos de roca espacial calentaron el aire que le rodeaba a más de 20,000 grados Celsius. A las 7:17 horas (hora local Siberia), a una altitud de unos 10,000m, la combinación de presión y calor causó la fragmentación violenta del asteroide aniquilándose a sí mismo, produciendo una bola de fuego y la liberación de energía equivalente a aproximadamente 185 bombas de Hiroshima.

«Es por ello que no existe un cráter de impacto», dijo Yeomans. «La mayor parte de los asteroides se consume en la explosión.»

Yeomans y sus colegas en la Oficina de Objetos cercanos a la Tierra en el Laboratorio de Propulsión a Chorro en la NASA tienen la tarea de representar la órbita actual de cometas y asteroides que cruzan el camino de la Tierra, y podrían ser potencialmente peligrosos para nuestro planeta. Yeomans estima que, en promedio, un asteroide de tamaño Tunguska entran en la atmósfera de la Tierra una vez cada 300 años.

«Desde un punto de vista científico, pienso sobre Tunguska todo el tiempo», admite. Poniendo todo en perspectiva, sin embargo, «el pensamiento de otro Tunguska no me mantiene despierto durante la noche.»
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Comentario

El fenómeno Tunguska siempre ha estado en mis recuerdos, pues desde chico, al leer del caso en los libros ilustrados de la colección Time-Life, siempre me pareció intrigante y misterioso. Después supe que algunos OVNIlogos proponían que una nave extraterrestre (con un reactor de fusión como motor de propulsión), habría sido el causante de tanta destrucción.

Nunca creí que eso hubiese sucedido, pues se hubiese encontrado restos de la supuesta nave, quizás a cientos de kilómetros del sitio de impacto.

Pero si el objeto que explotó estaba hecho de roca y metal, similar al que hay en la tierra, quizás los restos se confundiesen con el medio a lo largo de las décadas.

Interesante y vigente tema.

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