Desde Scientific American
Por John Platt
Traducción: KC
Posted by keithcoors_00 en 27 octubre, 2010
Desde Scientific American
Por John Platt
Traducción: KC
Posted in Luto | Etiquetado: Miedo, Peligro, Vida en la Tierra | Comentarios desactivados en Pánico y muerte por contrabandear un cocodrilo
Posted by keithcoors_00 en 18 marzo, 2010
Referencias.
Parte del texto de la entrada y la imagen presentada, provienen de Discovery News (Autor Ian O’Neill).
Otros datos fueron tomados directamente desde el artículo original de Vadim Bobylev.
Posted in Ciencia | Etiquetado: Astronomía, Charlatanes, Estrellas, Miedo | Comentarios desactivados en Un candidato para los promotores de Hercólubus, Niburu o Nibiru
Posted by keithcoors_00 en 2 diciembre, 2009
Un interesante informe que circula en el Kremlin afirma que el apagón masivo que afectó a América del Sur la semana pasada se debió a una “Onda Temporal” que emanó de la misteriosa región de los Andes en Bolivia llamada Tiahuanaco, donde se encuentra el misterioso monolito «La Puerta del Sol” de 10 toneladas (tallada en un solo bloque de granito Andesita) y se “ha disparado” por el “evento anómalo” más grande del mundo y el mayor acelerador de partículas, 120% Hadron Collider (LHC), en Suiza, a cargo de la Organización Europea de Investigación Nuclear (CERN) y ‘recorrió’ los miles de complejos de pirámides antiguas ubicadas en todo Brasil y otros países de América del Sur.
Como ya es costumbre en estos mensajes terroristas, nunca menciónan qué informe es el que «circula por el Kremlin», y mucho menos refieren a algún sitio donde se pueda verificar que el contenido de ese ridículo informe.
Tampoco informan cómo es posible que el LHC que apenas empieza a funcionar con cierto éxito, es capaz de «conectar» monolitos y pirámides a miles de kilómetros de distancia. Mucho menos se les ocurrió informarse que el Tevatrón en los EE UU ha estado haciendo lo mismo que ha hecho el LCH desde hace ya varios años (por lo menos a las energías a las que el LHC apenas alcanza). Son tan ignorantes los autores de esta fantasía del terror que sólo atacan al LHC sin tomar en cuenta los cientos de aceleradores ubicados en todo el mundo que han funcionado por décadas.
La mezcla de religión, leyendas, eventos ficticios (como el del avión afectado por la «onda temporal», mencionado en el texto), pésima ciencia y mucha fantasía para redactar hacen de este elemento un intento bastante ridículo. Sólo con un poco de escepticismo y la ayuda de Google se puede descubrir la falsedad y la mala leche de este texto, cuyos tres últimos párrafos pongo a continuación, con mis comentarios intercalados.
Lo que no conocen nuestros científicos de hoy es cuan poderoso este antiguo “sistema de alerta de silicio” en realidad es, o cuánto de él sigue intacto. Pero ahora, después de ser golpeado por esta nueva “Onda Temporal” hay atisbos temerosos, de hecho, del poder inimaginable que sigue latente dentro de ello. ¿Con qué propósito se presenta a nuestro mundo actual? Esto no es conocido por los científicos de hoy, sólo por los antiguos humanos de los tiempos pasados a través de los siglos, que advirtieron las cosas por venir.
Curioso, que se mencione que los científicos no conocen la alerta del Silicio, pero tampoco mencionen en qué chingados consiste. Sólo atinan a decir que los antiguos americanos, cuya falta de tecnología los extinguió para siempre frente a la horda española que les conquistó, habían advertido de estas «catástrofes». Y me pregunto, con tanto supuesto conocimiento sobre el futuro (hasta para adivinar el fin del mundo el 21 de diciembre de 2012) ¿cómo pudieron ser tan pendejos para dejarse conquistar por los estúpidos (pero mejor armados) españoles?
Lamentablemente demasiado pocos son los que prestan atención a las advertencias de los antiguos, y mucho menos los que actúan para protegerse de los horrores catastróficos por venir.
Aquí está la semilla del terrorismo. Horrores. Catástrofes. ¡Ay nana! ¡Ahí viene el coco! Pobres ilusos los que crean en estas huecas palabras, en realidad les compadezco. Víctimas de bromas de mal gusto y de cómodos terroristas informáticos, se verán a sí mismos sobrepasados por los hechos. Pues así ha sido desde siempre. La ignorancia es el campo de cultivo del miedo.
Pero, para aquellos que buscan el verdadero conocimiento de estas cosas deberían empezar a reaprender a escuchar las rocas, una sugerencia por la que la gran mayoría de estos pueblos fueron puestos en burla, duda y el ridículo, mientras que al mismo tiempo, escuchan su música sonando “el rock” para oírlo en lo que llamamos radios, o “el rock” para verlo en lo que ellos llaman la televisión, o el “el rock” para la escritura que llamamos ordenadores.
Pues sí, hay que escuchar a las rocas pero no al rock. Vaya ridiculez. Sin forma de comprobar nada de lo que este texto afirma, su mensaje de terror es como el humo de los cigarros: nubla la visión momentaneamente, pero un soplido escéptico vuelve todo a la claridad.
La realidad
Apagones por defectos en los sistemas siempre ha habido. Aquí una lista de algunos famosos (desde la Wikipedia):
¿Cómo explicar tantos apagones famosos usando sólo la «alarma de silicio»? ¿Cómo tomar en serio la supuesta amenaza del LHC si el modelo de su conexión con la misteriosa piedra de Bolivia no pasa el tamiz para explicar, digamos, los apagones europeos, o los apagones de hace más de 10 años? ¿Cómo darle crédito a esta loca hipótesis de que el LHC produce ondas gravitatorias (o temporales) si sólo circulan por sus ductos unos cuantos protones? No hay nada oculto o misterioso en los apagones. Son fallas que a veces suceden y que pegan más a sitios en los que se pasa por alto detalles de mantenimiento.
El peligro de esta novedosa ola de terror informático es que alienta a charlatanes sin oficio ni beneficio a sembrar el miedo desde la comodidad que les otorga su anonimato en la internet y en el pleno confort de su silla predilecta ubicada detrás de su ordenador. Antes un terrorista por lo menos arriesgaba su vida (o la ofrecía) para efectuar sus actos. Estos cobardes y huevones terorristas de hoy son una patética copia virtual que sólo hace intentos ridículos y comodinos por llamar la atención.
Posted in Escepticismo | Etiquetado: Charlatanes, Energía, LHC, Miedo | 6 Comments »
Posted by keithcoors_00 en 15 May, 2009
No hace falta conocer el peligro para tener miedo; de hecho, los peligros desconocidos son los que inspiran más temor.
Desde New Scientist
Por Helen Pilcher
Traducción y comentarios: KC
Comentario inicial
De vuelta a casa, Vanders se recostó y comenzó a deteriorarse. Unas semanas después, demacrado y cerca de la muerte, fue ingresado en el hospital local, donde los médicos no pudieron determinar la causa de sus síntomas o su lento declive. Sólo entonces su mujer le dijo a uno de los médicos, Drayton Doherty, del hechizo.
Doherty lo pensó largo y tendido. A la mañana siguiente, pidió que la familia de Vanders se colocara junto a su cabecera. Él les dijo que la noche anterior había atraído al médico brujo de vuelta al cementerio, donde le había apretado la garganta contra un árbol hasta que explicara cómo funcionaba la maldición. El médico brujo, dijo, había frotado huevos lagarto en el estómago de Vanders, que se incubaron dentro de su cuerpo. Uno de esos reptiles permanecía dentro, y se estaba comiendo a Vanders desde ahí.
La Gran CeremoniaDoherty convocó entonces a una enfermera que, por acuerdo previo, había llenado una jeringa grande con un potente emético. Con gran ceremonia, inspeccionó el instrumento e inyectó su contenido en el brazo de Vanders. Unos minutos más tarde, Vanders empezó a vomitar en forma incontrolable. En medio de la batahola, inadvertido por todos en la sala, Doherty produjo su pieza de resistencia – un lagarto verde que había escondido en su bolso negro. «Mira lo que ha salido de usted, Vance», exclamó. «La maldición vudú se levanta».
Vanders pidió una dosis doble, se recostó en su cama, y luego cayó en un sueño profundo. Cuando se despertó al día siguiente estaba alerta y voraz. Recuperó rápidamente su fuerza y fue dado de alta una semana después.
Los hechos de este caso sucedido hace 80 años fueron corroborados por cuatro profesionales de la medicina. Quizá lo más destacable de todo es que Vanders sobrevivió. Existen numerosos casos documentados de muchas partes del mundo sobre personas que mueren después de ser maldecidos.
Sin registros médicos y sin resultados de autopsias, no hay forma de estar seguro de cómo estas personas llegaron a su fin. El hilo común en estos casos, sin embargo, es que una figura respetada lanza una maldición sobre alguien, tal vez cantando o apuntando un hueso hacia ellos. Poco después, la víctima muere, al parecer por causas naturales.
Vudú NouveauSe podría pensar este tipo de cosas son cada vez más raras, y que se limitan a las tribus remotas. Sin embargo, según Clifton Meador, un médico en la Escuela de Medicina Vanderbilt en Nashville, Tennessee, que ha documentado casos como el de Vanders, la maldición ha asumido una nueva forma.
Tomemos a Sam Shoeman, que fue diagnosticado en fase terminal con cáncer de hígado en el decenio de 1970 y se le había pronosticado sólo unos meses de vida. Shoeman murió en el plazo pronosticado, pero la autopsia reveló que su médico se había equivocado. El tumor era pequeño y no había difusión. «Él no murió de cáncer, sino de creer que se estaba muriendo de cáncer», afirma Meador. «Si todo el mundo te trata como si te estuvieras muriendo, de seguro te compras la idea. Todo en tu vida girará sobre la muerte.»
Él no murió de cáncer, sino de creer que se estaba muriendo de cáncer
Casos como el de Shoeman pueden ser ejemplos extremos de un fenómeno mucho más generalizado. Muchos pacientes que sufren efectos secundarios perjudiciales, por ejemplo, podrían tenerlos sólo porque les ha dicho que deben sentirlos. Es más, las personas que creen que tienen un alto riesgo de ciertas enfermedades son más propensos a padecerlas que las personas con los mismos factores de riesgo que creen que tienen un bajo riesgo. Parece que los brujos modernos visten de bata blanca y usan estetoscopios.
El efecto nocebo (nocivo)
La idea de que cuando crees que estás enfermo te puede hacer mal, puede parecer exagerada, pero rigurosos ensayos han establecido más allá de toda duda de que lo contrario es cierto – el poder de la sugestión puede mejorar la salud. Esto es el conocido efecto placebo. Los placebos no pueden hacer milagros, pero sí producen efectos físicos mensurables.
El efecto placebo tiene un gemelo maligno: el efecto nocebo, en el que las píldoras ficticias y expectativas negativas pueden producir efectos nocivos. El término «nocebo», que significa «dañino» (o nocivo, en castellano), no se acuñó hasta 1960, y el fenómeno ha sido mucho menos estudiados que el efecto placebo. No es fácil, después de todo, obtener la aprobación ética para la realización de estudios encaminados a hacer que la gente se sienta peor.
Lo que sí sabemos sugiere que el impacto del nocebo es de largo alcance. «La muerte vudú, si es que existe, puede representar una forma extrema del fenómeno nocebo», dice el antropólogo Robert Hahn de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades en Atlanta, Georgia, quien ha estudiado el efecto nocebo.
Amenazas a la vida
En los ensayos clínicos, alrededor de una cuarta parte de los pacientes en los grupos de control – a los que les suministran terapias inertes – experimentan efectos secundarios negativos. La gravedad de estos efectos secundarios a veces coincide con los correspondientes a las drogas reales. Un estudio retrospectivo de 15 ensayos que incluían a miles de pacientes con prescripción de betabloqueantes o bien un control mostró que ambos grupos informaron de efectos secundarios en niveles comparables, incluida fatiga, síntomas depresivos y la disfunción sexual. Un número similar había tenido que retirarse de los estudios a causa de estos.
Ocasionalmente, los efectos pueden ser una amenaza para la vida (véase «La sobredosis«). «Las creencias y las expectativas no sólo son fenómenos lógicos, conscientes, sino también tienen consecuencias físicas», dice Hahn.
Los efectos nocebo también se observan en la práctica médica habitual. Alrededor del 60 por ciento de los pacientes sometidos a quimioterapia comienzan a sentirse enfermos antes de su tratamiento. «Puede ocurrir días antes o en el trayecto al hospital», dice Guy Montgomery, psicólogo clínico de la Escuela de Medicina Monte Sinaí de Nueva York. A veces, el simple pensamiento del tratamiento o la voz del médico es suficiente para hacer que los pacientes se sientan mal. Estas «náuseas anticipadas» pueden deberse en parte al condicionamiento – cuando los pacientes subconscientemente enlazan una parte de su experiencia con náuseas – y en parte debido a la expectativa.
Contagioso
En forma alarmante, el efecto nocebo puede ser incluso contagioso. Casos en donde los síntomas sin una causa identificable se propagan a través de grupos de personas han existido por siglos, y representan un fenómeno conocido como enfermedad psicógena masiva. Uno de estos brotes (ver «Es contagioso«) inspiró un reciente estudio realizado por psicólogos Irving Kirsch y Giuliana Mazzoni de la Universidad de Hull en el Reino Unido.
Pidieron a algunos miembros de un grupo de estudiantes inhalar una muestra de aire normal, la cual a todos los participantes se les dijo que contenía «una toxina sospechosa del medio ambiente», asociada con dolor de cabeza, náuseas, picor en la piel y somnolencia. La mitad de los participantes también vieron una mujer inhalar la muestra y desarrollar estos síntomas, sólo en apariencia. Los estudiantes que inhalaron la muestra tuvieron más probabilidades de presentar estos síntomas que los que no lo hicieron. Los síntomas fueron también más pronunciados en las mujeres, en particular aquellas que habían visto a otra enfermarse en apariencia – un sesgo observado también en la enfermedad psicógena masiva.
El estudio muestra que si oyes u observas un posible efecto secundario, tienes más probabilidades de desarrollarlo por ti mismo. Eso pone a los médicos en una situación difícil. «Por un lado las personas tienen derecho a ser informado acerca de qué esperar, pero esto hace que sea más probable que se experimenten estos efectos», dice Mazzoni.
Catch 22 (ciclo vicioso)
Esto significa que los médicos deben elegir sus palabras cuidadosamente para reducir al mínimo las expectativas negativas, dice Montgomery. «Todo reside en cómo lo dicen».
La hipnosis también puede ayudar. «La hipnosis cambia las expectativas, lo que disminuye la ansiedad y el estrés, lo cual a su vez mejora los resultados», dice Montgomery. «Creo que la hipnosis podría aplicarse a una amplia variedad de síntomas en los que que la expectativa juega un papel importante».
¿Es la escala del problema nocebo lo suficientemente grave como para justificar contramedidas? Simplemente no lo sabemos, porque muchas preguntas permanecen sin respuesta. ¿En qué circunstancias se producen efectos nocebo? ¿Y cuánto tiempo duran los síntomas?
Parece que, al igual que con la respuesta placebo, los efectos nocebo varían ampliamente, y puede depender en gran medida del contexto. Los efectos placebo a menudo son mucho más potentes en los montajes clínicos que los provocados en el laboratorio, dice Paul Enck, un psicólogo en el Hospital de la Universidad de Tübingen, Alemania, lo que sugiere que el problema nocebo puede tener efectos profundos en el mundo real. Por razones obvias, sin embargo, los experimentos de laboratorio están diseñados sólo para inducir síntomas nocebo leves y temporales.
Consecuencias reales
Tampoco está claro quienes son susceptibles. El optimismo o pesimismo de una persona puede desempeñar un papel, pero no hay predicciones consistentes de personalidad. Ambos sexos pueden sucumbir a la enfermedad psicógena masiva, aunque las mujeres reportan más síntomas que los hombres. Enck ha demostrado que en los hombres la expectativa, en lugar del condicionamiento, tiene más probabilidades de influir en los síntomas nocebo. Para las mujeres, lo contrario es cierto. «Las mujeres tienden a operar más sobre las experiencias del pasado, mientras que los hombres parecen más reticentes a considerar la historia en una situación», dice.
Lo que está quedando claro es que al parecer estos fenómenos psicológicos tienen consecuencias muy reales en el cerebro. Utilizando exploraciones PET para observar los cerebros de las personas a quienes se les administró un placebo o un nocebo, Jon-Kar Zubieta, de la Universidad de Michigan en Ann Arbor, mostró el año pasado que los efectos nocebo estaban relacionados con una disminución de la dopamina y la actividad de los opioides. Esto explicaría cómo los nocebos pueden incrementar el dolor. Los placebos, como era de esperarse, produjeron la reacción opuesta.
Mientras tanto, Fabrizio Benedetti de la Escuela de Medicina de la Universidad de Turín en Italia ha descubierto que el dolor inducido por nocebos puede ser suprimido por una droga llamada proglumide, que bloquea los receptores de una hormona llamada cholecystokinin (CCK). Normalmente, las expectativas de dolor inducen ansiedad, lo que activa los receptores de CCK, aumentando el dolor.
Causa última
La causa última del efecto nocebo, sin embargo, no es la neuroquímica sino las creencias. Según Hahn, a menudo los cirujanos son quisquillosos al operar a personas que piensan que van a morir – porque estos pacientes lo suelen hacer. Y la mera creencia de que uno es susceptible a un ataque al corazón es en sí misma un factor de riesgo. Un estudio encontró que las mujeres que creen que son particularmente propensas a ataques al corazón tienen casi cuatro veces más probabilidades de morir a causa de condiciones coronarias que otras mujeres con los mismos factores de riesgo.
A pesar de la creciente evidencia de que el efecto nocebo es muy real, es difícil en esta época racional aceptar que las creencias de la gente les pueden matar. Después de todo, la mayoría de nosotros se ríe si un hombre vestido extrañamente saltó agitando un hueso y nos dijo que íbamos a morir. Sin embargo, imagina cómo te sentirías si te dice lo mismo un elegante doctor ataviado con un arsenal de diplomas médicos y con una computadora llena de datos clínicos y de resultados de análisis de laboratorio. El entorno social y cultural es crucial, dice Enck.
Meador sostiene que el diagnóstico erróneo de Shoeman y las posteriores muertes comparten muchos de los elementos esenciales que se encuentran en la maldición de muerte. Un poderoso médico pronuncia una sentencia de muerte, que es aceptado incondicionalmente por la «víctima» y su familia, quienes luego comienzan a actuar en esa creencia. Shoeman, su familia y sus médicos todos creían que estaba muriendo de cáncer. Se convirtió en una profecía autocumplida.
Nada místico
«Malas noticias promueven mala fisiología. Creo que se puede persuadir a las personas de que van a morir y que esto ocurra realmente», dice Meador. «No creo que haya algo místico sobre esto. Estamos incómodos con la idea de que las palabras o acciones simbólicas pueden causar la muerte, porque es un reto a nuestro modelo biomolecular del mundo».
Tal vez cuando la base biomédica de la muerte vudú se revele en detalle será más fácil aceptar que es real – y que puede afectar a cualquiera de nosotros.
Editorial: Rompiendo el hechizo vudú
Deprimido después de la separación con su novia, Derek Adams tomó todas sus píldoras… a continuación, se arrepintió. Temiendo que pudiera morir, pidió a un vecino para llevarlo al hospital, donde se derrumbó. Débil, pálido y con sueño, su presión arterial bajó y sus respiraciones aumentaron rápidamente.
Sin embargo, pruebas de laboratorio y toxicología no daban muestras de nada tóxico. Durante las siguientes 4 horas Adams recibió 6 litros de solución salina, pero mejoraba poco.
Luego llegó un médico del grupo de ensayo clínico de un antidepresivo en el que Adams había estado tomando parte. Adams se había inscrito en el estudio un mes antes. Inicialmente se había sentido alentado en su estado de ánimo, pero una discusión con su ex novia lo llevó a tragar los
29 comprimidos restantes.El médico reveló que Adams estaba en el grupo control. Las pastillas que había igerido en su «sobredosis» eran inofensivas. Al escuchar esto, Adams se mostró sorprendido y derramó lágrimas de alivio. En los 15 minutos siguientes estuvo totalmente alerta, y su presión sanguínea y ritmo cardíaco habían vuelto a la normalidad.
En noviembre de 1998, profesora en una escuela secundaria de Tennessee notó un olor «como de gasolina», y comenzó a quejarse de dolor de cabeza, náusea, dificultad para respirar y mareos. La escuela fue evacuada y durante la siguiente semana más de 100 funcionarios y estudiantes fueron admitidos en la sala de emergencias quejándose de síntomas similares.
Después de extensas pruebas, no se encontraron explicaciones médicas para los síntomas reportados. Un mes más tarde un cuestionario reveló que la mayoría de las personas que informaron de síntomas fueron mujeres, y gente que había conocido o visto a un compañero de clase que estaba enfermo. Fue el efecto nocebo a gran escala, dice el psicólogo Irving Kirsch en la Universidad de Hull en el Reino Unido. «No hubo, en la medida de lo que podemos decir, toxinas en el medio ambiente, pero la gente comenzó a sentirse mal.»
Kirsch considera que ver a un compañero de clase desarrollar síntomas de la enfermedad creaba la expectativa en otros chicos, provocando la enfermedad psicógena masiva. Los brotes se producen en todo el mundo. En Jordania en 1998, 800 niños al parecer sufrieron los efectos secundarios después de la vacunación y 122 fueron admitidos al hospital, pero no se encontró ningún problema con la vacuna.
.
Posted in Ciencia | Etiquetado: Miedo, Salud | Comentarios desactivados en La ciencia del vudú, o cómo el miedo te puede afectar
Posted by keithcoors_00 en 4 May, 2008
En la entrada sobre lo peligroso del escepticismo, parte 2, mencioné el caso de un supuesto mensaje venido desde la cuarta dimensión (supongo que espacial) dictado por un tal ITHACAR, que critica con dureza la curiosidad humana, en especial las expediciones mediante vehículos robotizados y a control remoto que la NASA ha enviado a Marte:
El Oasis de Paz de nuestro Planeta ha sido perturbado por vuestros artefactos de primitiva construcción. Vuestra inconsciente y deletérea Obra Destructora está ensanchando de forma peligrosa su radio de influencia hacia las Superficies Exteriores de vuestra Atmósfera
.
El supuesto contactado, quien subió este mensaje a varios Grupos de Yahoo, aclara más este punto cuando afirma:
La verdad es que sí, que comparados con Ellos somos menos que primates. Los marcianos ya hace muchos milenios que no viven en la 3ª Dimensión como nosotros, sino que su existencia es cuatridimensional. Los científicos terrestres se han hecho a la idea, en su arrogancia, de que son los dueños del Sistema Solar y sin contar con nadie no paran de mandar sondas, artefactos repletos de cargas mortales. Pero, jamás encontrarán la verdadera vida exhuberante del planeta rojo porque están imbuídos del espíritu de la máquina y no ven más allá de sus narices. Piensan que disponen de instrumentos científicos que son el no va más, cuando en realidad son aparatos arcaicos con los que jamás podrán descubrir lo que allí bulle de vida espléndida y armoniosa.
Pues me quedé pensando ¿Cómo es que un aparato arcaico tridimensional puede amenazar a los avanzados cuatridimensionales marcianitos?
No me es posible imaginar un mundo de cuatro dimensiones espaciales, ni cómo desde ese ámbito podría observarse un universo tridimensional. Lo que sí es posible hacer es imaginar un mundo de dos dimensiones conviviendo en un universo tridimensional.
Si pudiese haber un mundo bidimensional se vería como una especie de tela delgada en la que los objetos en él sólo podrían ser puntos, líneas o superficies. Si pudiese haber seres en este mundo bidimensional serían planos como amibas o como flagelos. Sus libertades de movimiento estarían constreñidas a esa especie de «tela» bidimensional. Incluso la física de ese mundo sólo tendría dos dimensiones.
Carl Sagan hizo el mismo razonamiento en «El Mundo y sus Demonios«, con relación a la posibilidad de convivencia entre seres de números diferentes de dimensiones:
Sabemos cómo se vería un objeto de otra dimensión al encontrarse con nuestro universo tridimensional. Para mayor claridad, bajemos a una dimensión: una manzana que pasa a través de un plano debe cambiar la forma tal como la perciben los seres bidimensionales confinados al plano. Primero parece ser un punto, luego secciones de manzana mayores, luego menores, otra vez un punto… y finalmente, ¡puf!, desaparece. De modo similar, un objeto cuatridimensional o más —siempre que no sea una figura muy sencilla como un hipercilindro pasando a través de tres dimensiones a lo largo de su eje— alterará violentamente su geometría mientras lo veamos atravesar nuestro universo. Si los extraterrestres fueran definidos sistemáticamente como seres que cambian de forma, al menos podría entender que Mack pudiera seguir con la idea de un origen de otra dimensión. (Otro problema es intentar entender lo que significa un cruce genético entre un ser tridimensional y uno cuatridimensional. ¿Los descendientes serán de la dimensión tres y media?)
Si esos seres pudiesen fabricar engendros mecánicos, tendrían que ser bidimensionales también. Supongamos ahora que esos engendros mecánicos pudiesen ser potencialmente peligrosos para los seres bidimensionales: sus efectos, por más destructivos que fuesen, sólo afectarían su universo bidimensional. ¿Cual sería la preocupación de nosotros como seres tridimensionales ante las travesuras bidimensionales de esos seres que desarrollan tecnología bidimensional «arcaica»? No se me ocurren muchas razones para una preocupación real, mi imaginación no da para más.
Tampoco se me ocurre cómo es que esos supuestos marcianos cuatridimensionales pierden su tiempo contactando a primitivos seres tridimensionales. Especialmente para advertir a la humanidad, con lenguaje bastante ridículo, que hemos «orientado la indagación del Espacio Exterior sobre las mismas ineficaces estructuras mentales con las que realizáis la investigación de vuestro espacio interior. Procedéis sobre una línea exasperada y exasperante de una continua y neurótica acción de cuantización y de absurda relativización de lo que llega a vuestro conocimiento»
Tampoco le veo sentido para que esos supuestos seres cuatridimensionales califiquen nuestra curiosidad como «neurótica». Lo siento, esas palabras me suenan muy humanas y tridimensionales.
Entonces ¿cual puede ser el origen de esos supuestos mensajes de marcianos cuatridimensionales? Pueden ser muchos, pero mi adivinanza educada es la de la posible manipulación de nuestros miedos. Lo dice Al Gore en su libro «El Ataque Contra la Razón», en el capítulo titulado «La política del miedo»:
Nuestra exposición sistemática al miedo y otros estímulos (…) puede ser explotada por el inteligente especialista en relaciones públicas, publicitario o político. Barry Glassner, profesor de sociología de la Universidad del Sur de California, arguye que existen tres técnicas que, combinadas, provocan el miedo: La repetición, conseguir que lo anormal parezca normal y la mala administración. Utilizando estas herramientas narrativas, cualquiera con fácil acceso a la comunicación de masas podría intensificar los miedos y angustias públicos, distorsionar el discurso y la razón públicos.
A través de mensajes como el referido del marciano ITHACAR (me sorprende que su nombre se parezca tanto a la ciudad donde Carl Sagan vivió tantos años: Ithaca, NY), repetidos ad nauseam, haciendo parecer normal que los científicos son neuróticos asesinos en potencia (además de que se reciben mensajes de marcianos cuatridimensionales), y administrando pésimamente la verdad sobre estos asuntos, se podría estar aplicando las técnicas referidas.
¿El antídoto? Tolerancia, escepticismo y pensamiento crítico. Desde mi punto de vista.
Posted in Escepticismo | Etiquetado: Dimensiones, Miedo, Vida en Marte | Comentarios desactivados en Amenazas a la cuarta dimensión ¿de veras?